dimecres, 28 d’octubre del 2020

Ten familia, que te sacarán los ojos

Esta semana me llamó mi madre preocupada por si había toque de queda, y a mí me dejó pensando que igual es de las que hace botellón a las 2 de la madrugada en alguna plaza, porque que yo sepa a las 10 están duermiendo como un tronco, pero igual es todo una tapadera.

Acto seguido me ha dicho que para mi cumpleaños mejor me apaño yo sola conmigo misma, porque han estado pensando que soy de alto riesgo e igual les contagio. Luego para ir a echar la Quiniela, la Primitiva, o lo que vaya a hacer mi padre (creo que de todo un poco) se ve que no se contagia. El caso es que se lo respeto, les he visto una sola vez en 8 meses, tampoco es que me monten unas fiestas del copón, no me las hacían de pequeña, no esperaba menos de adulta.

diumenge, 25 d’octubre del 2020

Disfrutar de los placeres mundanos

Mis gatas comen infinitamente mejor que yo, les estaba dando una de las latas y me fijé en que el nombre del plato estaba en italiano, y otro en francés. ¡Es que es alta cocina! Atún con gambas, pollo con zanahoria, delicias de atún, estofado de ternera... si yo últimamente echo lo que sea al plato y a comer. Dice una amiga mía que no me gusta comer, tal vez tenga razón, porque como cualquier cosa y ni siquiera espero que esté bueno. Claro, luego voy a algun restaurante (ahora para llevar, evidentemente, que me he hecho muy adicta) y surgen onomatopeyas de mi boca que más parecieran propias de un orgasmo que de una expresión culinaria.

Mirad cómo es mi vida que el otro día compré un vino que me habían recomendado (topé con él en la tienda, porque ni recordaba el nombre) y una vez en casa, ambientada para un momento placentero y dedicado completamente a mí... me di cuenta de que no tenía abrebotellas. Si es que soy una miserable.

dimecres, 21 d’octubre del 2020

Housesitting

 Al roncador me lo quiero mucho, ya lo sabéis, pero es que no lo aguantaba más; por eso me fui de casa y estuve buscando piso como una desesperada, hasta que encontré este que habito, que sería estupendo si no tuviera esta comunidad de vecinos que da más miedo que una noche oscura en un cementerio desierto. Una vez superado todo, seguimos siendo amigos íntimos, y no va y se me enamora de una italiana, ¡AHORA! Y no lo digo por la pandemia, que también, que no es buena época para el amor, es que yo ya lo veo casado y con hijos, típica familia italiana, y yo aquí, cuidando de su casa, la casa de mis sueños, que nos fuimos a vivir allí porque era mi gran deseo desde pequeña.

A ver, que sí, que yo le cuido las gatas porque en el fondo también son mis gatas, aunque se las cediera en la custodia por culpabilidad y por abandono de hogar; pero que si tengo que ir a cuidarlas durante largos períodos de tiempo, pues que también podría quedarme de housesitting, que en catalán (y en castellano se ve que se dice igual) a eso se le llama hacer de masovera. Que está muy bien el amor, y si pierdo un amigo, por lo menos que gane una casa.

dissabte, 10 d’octubre del 2020

Catastrophist

Hablando con una amiga me comentó que si se separara correctamente la basura quedaría muy poco para el contenedor general. Yo le respondía que eso no es tan fácil, sobre todo porque hay que hacer un máster para saber dividir correctamente la basura, además de tener espacio en tu casa. 


Le puse un ejemplo: en verano lo llevaba muy bien, también tenía tiempo de ir a la "deixalleria mòbil" (que es donde podemos llevar los residuos especiales como el aceite), a la otra no, porque como no tengo coche y no llegan autobuses (todo muy lógico y poco contaminante), pues no puedo ir a ese espacio fijo. Además, no tengo todos los contenedores cerca, tengo que irlos buscando (podría haber una App, ¿existe? Podría ser una buena idea, ahí lo dejo). Sé que todo son excusas, pero me pregunto por qué no se invierte más en estas cosas tan simples... evidentemente, porque en un mundo normal y coherente también se invertiría más en prevención (de todo tipo, sobre todo sanitaria) y en educación.

dimecres, 7 d’octubre del 2020

Mejor con sonrisas

Cada inicio de curso me pasa lo mismo, llego del verano leyendo una media de dos a tres libros por semana y es empezar las clases que ni acercarme a la librería. Oigo como me gritan desde las estanterías, y tengo que hacer caso omiso. Este curso voy especialmente cansada, espero que el volumen de trabajo disminuya, porque empiezo a parecer la hija del jefe, trabajando de 8 a 20.

Ayer un alumno, en plena rabieta en la que soltó todos los improperios habidos y por haber, aunque para mi gusto demasiado manidos, escaseaba de creatividad en ese sentido, me dijo, viendo que lo otro no le funcionaba, que los profesores estábamos mal pagados, a lo que contesté que para nada, y que no solo eso, tenemos 3 meses de vacaciones. Se le pasó el enfado inmediatamente. Sigo diciéndolo: se ganan más batallas con sonrisas.

diumenge, 4 d’octubre del 2020

Primera impresión

Cuando nos estamos conociendo mostramos lo mejor de nosotros, aunque en mi caso suele ser al revés: al principio caigo mal, luego ya va mejorando la cosa, como un buen vino. En el resto, lo tengo comprobadísimo; a mí, al principio todo el mundo me cae estupendamente bien (bueno, a mí casi todo el mundo me cae bien), pero llega un momento en el que algunos se quitan la máscara (mira qué bien va esa frase hoy en día) y son seres horribles. No entiendo cuál es la finalidad, ¿no sería mejor ser uno mismo desde el principio? Será porque tengo pocos filtros. 

Luego está la gente que, como ha tenido un mal día, o no le gusta su vida, tienen que compartirlo con los demás haciendo nuestra vida un poco peor.

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