dijous, 31 de desembre del 2020

Segunda residencia de Santa Claus

En mi pueblo hay una calle en la que hace tres años un par de casas empezaron a decorar a lo loco para Navidad, a día de hoy ya son 6 y creo que Papá Noël se está planteando que esas sean sus casas de veraneo. Es tan exagerada la cantidad de luces parpadeantes que por su paso ya se han dado varios casos de epilepsia (eso me lo he inventado, pero podría ser).

El caso es que sufrimos apagones de vez en cuando, ¿no será que tiene algun tipo de relación? Y todo ello me hace pensar en que tengo que augmentar la potencia en mi piso, porque a la que enciendo una estufa y pongo la cafetera me saltan los plomos, a ver si averiguo cómo conseguir el maldito boletín eléctrico que necesito o me encontrarán congelada y abrazada a la gata antes de que lleguen los Reyes Magos.

dimarts, 29 de desembre del 2020

Salir de la comarca

En estas fechas hay miles de reuniones familiares, y no habiendo visto todavía a mi padre, desde el mes de febrero, me muero por celebrar la Navidad en familia, que en nuestro caso siempre suele ser una reunión escasa, y este año todavía más, que seremos 3. Y os preguntaréis si no me he confundido de fechas, que la Navidad ya es pasado e igual me refiero a Fin de año o a Reyes, pues no, mi madre, que es la mujer más alternativa que conozco, ha decidido que la Navidad en nuestra casa va a celebrarse hoy, 29 de diciembre.

La explicación tiene tanta lógica que no me pude negar cuando me lo planteó, puesto que tengo que ir a Barcelona, que es donde viven ellos, para una visita médica y, según un estudio científico hecho por mi madre, con estadísticas inventadas, pero bien fundamentadas, también me convenció de que seguramente habrá menos gente en el tren y en el autobús, siendo un día normal (ya veremos). Con la suerte que tengo fijo que me para la policía... los hay que viajan al extranjero sin que les digan nada; pero para mí, de todos sabido que soy algo gafe, cambiar de comarca va a ser como pasar contrabando a través de montañas heladas. Todavía recuerdo, en pleno confinamiento, cuando un policía me hizo bajar del coche y ponerme en posición oblicua (que no es más que en diagonal al conductor, nada impío que pueda interesaros), para lo que tuvo que sacarme en brazos del coche porque estaba recién operada y no podía apoyar el pie en el suelo. Por ello, me despido de momento de ustedes, mis lectores, la próxima entrada puede que sea desde la cárcel.

dissabte, 26 de desembre del 2020

Entre bambalinas

Ahora que hemos terminado con la primera etapa escolar, el primer trimestre, puedo hacer balance, y reconozco que ha sido agotador. Nunca había llegado a las fiestas navideñas tan exhausta y agotada, si bien la edad no perdona, ha sido algo general entre mis compañeros. De 11 profesores del primer curso de ESO, 6 tienen la baja, incluso uno es sustituto de sustituto. Hubo un momento en el que entraba en clase y ya no sabía si me tocaría dar mates, música o hacer el pino puente, porque no se han cubierto de forma inmediata esas bajas.

Además,  hemos tenido todas las clases más de una vez confinadas, así que dábamos clase presencial (porque nosotros somos inmunes y no nos han hecho ni una prueba) y cuando terminábamos la hacíamos online. Y las reuniones... no sé ni cómo hablar de ello, el último claustro telemático parecía más un escape room, con reuniones en salas aparte y con temporizadores, todo para que se nos hiciera más ameno o para que no huyéramos con la excusa de que nos llamaban a la puerta, no lo tengo muy claro.

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