Tras una larga tradición de compras online, sobre todo desde que nos mudamos, he tenido experiencias para todos los gustos y colores; a día de hoy tengo algunas tiendas de cabecera que nunca me fallan y luego están las grandes decepciones. Es curioso, pero lo que tengo más claro es que pueden equivocarse en el envío, puede haber retrasos y cosas varias, hechos que acepto y comprendo, puesto que todos somos humanos, aunque curiosamente esos errores suelan ser a su favor.
Hace relativamente poco, hubo un caso desesperanzador, el roncador se enamoró de unos zapatos y por dos veces nos mandaron la talla equivocada -eso ya es ineptitud, ¿no? Por una vez, podrían enviar dos pares y que su equivocación nos beneficiara, ¿no? Me pregunto qué me pasaría a mí si en mi trabajo me equivocara tan a menudo y además ni siquiera lo reconociera... pues que me iría al paro directamente (sin la menor duda).
Chica, pues cuenta, cuanta, que hagamos la lista negra.
ResponEliminaUn besazo!
en una farmacia en la que encargué un medicamento en dos ocasiones y las dos me lo trajeron mal, les dije justamente eso: yo cuando trabajaba en empresas y cometía errores, buenas broncas que me echaban!
ResponEliminaYo siempre fui muy reacia a comprar cosas por Internet. De a poco me he ido animando y, de momento, no he tenido malas experiencias pero seguro que alguna vez me pasa algo. Besotes!!!
ResponEliminaBueno, a mí me enviaron una zapatillad e cada talla. Menos mal que aún así las puedo usar, proque sólo hay medio número de diferencia.
ResponEliminaBesos!