¿Sabéis lo del apagón? Fui yo. El lunes me trajeron la lavadora nueva (sí, también se me ha roto, lo mío y el karma es toda una historia, me tiene en números rojos) y, en cuanto la puse, con un lavado de ropa delicada, se fue la luz. A mí estar sin luz me vino bien, porque tenía un libro nuevo y hacía un día estupendo; pero a la lavadora no.
¿En qué momento se sabe que estás rayando la locura? Hasta ahora lo de vivir sola ha provocado que hable con gente difunta, muy cercana a mí, y no tanto (una época me dio por hablar con el antiguo propietario de mi piso, que había fallecido hacía un tiempo, y al que no conocía, mi querido sr. Evaristo). Evidentemente, sé que es una excusa para elucubrar mis ideas, y lo tenía bastante controlado. Una vez que empecé a tener gatos, eso ya estaba superado, porque si le hablas a un ser animado, parece que esté socialmente más aceptado. A la pobre le meto unas chapas increíbles y ella pasa de mí de forma muy elegante.
La semana pasada estuvimos mi madre y yo de vacaciones. Al día siguiente de llegar a nuestro destino me regañó, me dijo que me había mandado una cosa y no la había hecho, y mi respuesta, evidentemente, fue que igual si me lo pedía en lugar de mandármelo... acto seguido yo era lo peor y cada día me parezco más a mi padre. Lo siguiente, me miró fijamente y sentenció que salgo fatal en las fotos, que ya no parezco una mujer joven y se me empieza a notar la edad en el rostro. Amor de madre, lo llaman.
Mi madre y yo tenemos una forma de hablar y de comentar las cosas muy particular. Sin ir más lejos, recordad que hace unos días os contaba que mi padre había ido al banco y nosotras habíamos bromeado con que ella se lo había cargado. Y la cuestión es que la mujer está convencida de que a su edad ni siquiera la meterían en la cárcel, así que andamos haciendo una lista de posibles candidatos a ser ejecutados. Ya que se pone...
Ayer me llamó y lo primero que me dijo fue: "Se ha muerto el papa", que en castellano no lleva a dudas por el uso del artículo, pero en catalán claramente, y sin lugar a duda, lo que se entendía era que mi padre se había muerto. Como me la conozco, le pregunté si lo tenía en la caja, y ella riendo me dijo que era el otro Papa.
Mi otro gran superpoder es que soy invisible. Podría entrar a robar en un banco y nadie se acordaría de mi cara, aunque tampoco me harían mucho caso. Ni siquiera las luces sensibles al movimiento me reconocen, que cada vez que entro en un baño con luces de esas tengo que marcarme un bailoteo del copón para que se enciendan, y eso con las bragas bajadas es arduo complicado. Ni hablemos de las puertas automáticas, suelo esperar a que entre otra persona para poder pasar yo detrás.
Soy tan blanca que si fuera actriz me contratarían para hacer de muerta en todas las series de asesinatos, me forraría. Y más ahora que están tan de moda las de no muertos, me veo de zombi. No bromeo, en serio. Una vez, me pararon por la calle para preguntarme si llevaba calcetines blancos. Ya os lo digo, spoiler: no llevaba calcetines, eran mis piernas.
Esta semana mi padre ha ido a un entierro, ya sabéis, para los que lleváis tiempo aquí, que mi padre es un gran fan de estas actividades. Nunca lo verás en una boda o bautizo, la selección es suya y no me meto (bueno, sí que lo hago). Además, de un tiempo a esta parte, toma notas, porque ya le queda poco en este mundo cruel y luego me hace peticiones, porque soy la más joven y por estadística la que lo va a sobrevivir (ya veremos, o no).Tanta es su obsesión por la muerte, que hace unos días mi madre me llamó y, al preguntarle por mi padre, me dijo que estaba en la caja. Con la tontería, yo ya lo visualicé dentro del féretro, y no en el banco, que es donde estaba.
Por una disputa familiar, he tenido que rehipotecar mi casa y vender casi todos mis órganos prescindibles (esto último no, porque nadie los quiso). Me paso el día haciendo números y estoy como loca, porque una es de letras y no quiero hacer mates, no me da la gana; no deseo saber hasta cuándo voy a estar hipotecada, ni cuánto me van a costar esos intereses, solamente quiero vivir tranquila y sacarme de encima a esa gente tan tóxica, porque todo el mundo te recomienda alejar de tu vida a las personas que puedan perjudicarte, pero no siempre es tan fácil, y menos si hay propiedades de por medio.
Estoy con el peso en 666, ¿tendrá algo que ver con el demonio? El teléfono de mi hermana empezaba por ese número, y yo no quiero decir nada, pero seguro que tenía tratos con el diablo.
Hace un tiempo vi un documental sobre la ropa que donamos en esos contenedores que hay en los centros comerciales, como para hacernos sentir mejor por haber caído en el irremediable pozo del capitalismo... Allí explicaban que el sobrante de esas prendas se manda a países con los que hay acuerdos, lugares en los que no quieren que les mandemos nada más, pero tienen pactos de aranceles y de ayudas que los obligan a aceptar un montón de ropa que acabará en los océanos (la imagen era terrible, playas enteras en las que no había arena, solamente ropa). Y ahora ya ni siquiera tengo esa vía de escape, porque después del documental tengo un sentimiento terrible de culpabilidad.
Me ha dado por la vida contemplativa y cuidar de mi jardín, es decir, me dedico a coger esquejes de geranio de casas ajenas y plantarlos; pero el martes vi uno en el mercadillo que me encantó, y la chica me dijo: "a este no se le pone la mariposa". Pues qué pena, pensé yo... y luego pregunté, porque la imagen de una mariposa posándose en sus hermosas flores me parecía preciosa y no entendía nada. Le dije a la chica que yo quería mariposas, en el estómago y en la planta. Todavía se está riendo, se ve que es un bicho malo que se mete dentro de los geranios, los marchita y los mata por dentro, o sea, igualito que algunos amores.
Con el buen tiempo mi casa tiene el clima helado del invierno y en la terraza se está en la gloria, así que esta mañana he dejado todo bien abierto para equiparar ambientes. Se me ha escapado la gata por el tejado y ha entrado un moscardón enorme. Nada, que eso parecía un intercambio de estudios, y que conste que casi me quedo con la mosca, que era menos cojonera que Gata.
Ni caso se han hecho la una a la otra, que mi Gata es muy buena cazadora si no tiene que desplazarse para ello, es decir, si le queda cerca y no tiene que cansarse. Luego se pasa horas correteando con su amiga invisible, y me salta encima mientras duermo, pero en lo de trabajar es muy Made in Spain.
¿Soy tan mayor que el algoritmo de turno de Netflix solamente me pone anuncios de medicamentos o de complementos para la incontinencia urinaria, que para el caso viene a ser lo mismo? Y el del colágeno, indispensable para mantenerse joven y radiante, como la modelo de 20 años que protagoniza el anuncio. Recientemente, una cantante, cuyo nombre no diré, y ya sabéis cuál es, ha dicho que nunca se ha sentido acosada, ni nadie la ha valorado por el aspecto físico, haciéndola sentir vieja o gorda... la misma que hace poco cantaba, en un grito a la sororidad, "la tóxica fui yo". ¿Cómo puede decir que nunca ha tenido esa sensación cuando todo lo que nos rodea nos hace plantearnos nuestra apariencia, en una sociedad en la que la imagen lo es absolutamente todo?
