diumenge, 29 de gener del 2017

El año del gallo o cómo ser mujer

Mi menstruación solo viene en días señalados, necesita hacerse notar, incordiar, torturar... Llevamos un año estupendo: primero vino por Reyes, a buscar su regalo; y hoy, que celebramos el nuevo año chino, ahí está, acechando otra vez. Estoy acongojada, porque en nada tenemos mi santo, el cumpleaños del suegro, San Valentín... y todo en menos de 15 días. Y sí, es irregular, viene cuando quiere y tarda en marcharse, es como un pariente lejano al que no quieres ni ver, pero tienes que aguantarlo.


Estoy deseando tener la menopausia solo por ahorrarme el mal trago, aunque viendo cómo lo pasó mi madre, no sé yo si me convence demasiado. Lo peor es esta sensación entre fragilidad y furia descomunal, en la que tan pronto le pegaría a alguien como me echaría a llorar, o todo a la vez. Y lo único que parece calmarme es comer toneladas de chocolate.
Y en otro orden de cosas, que nada tienen que ver: muchas felicidades a todos aquellos que hoy entráis en el año del Gallo.

divendres, 27 de gener del 2017

De compras

He estado mirando bolsos, porque siempre voy con la mochila y a veces me gustaría ir de mujer fatal, y para ello necesito un precioso bolso de piel, que haga juego con mi mirada... pero en cuanto he visto que ninguno de los que me gustaba bajaba de 100 euros he pensado que si me lo roban me iba a saber peor perder el bolso que su contenido, si yo no he llevado más de 5 euros juntos desde hace años. 


Que no es coña, es tentar la suerte: a una amiga mía le robaron el móvil y se lo devolvieron por pena... a mí ni siquiera me lo miran, porque se apaga a discreción, o sea, cuando le da la gana (no lo diré muy fuerte, pero los Reyes me trajeron un vale para uno nuevo).

diumenge, 22 de gener del 2017

Un buen marido

El roncador es un muy buen marido, pero tiene un defecto, está muy enamorado y no puede estar mucho rato alejado de mí. Sé que a priori eso suena maravilloso, y no me quejo, aunque a veces tengo ganas de pasar un poco de tiempo conmigo misma. Hace unos días así se lo manifesté, le dije que igual iría bien que se buscara una afición, o mejor, que se hiciera católico y se fuera los domingos a misa de 12, que yo con eso ya tenía suficiente.



Pues no va y se me levanta hoy diciendo que a las 12 tiene cita con Dios... hoy que tengo muchas ganas de mantita, sofá, película y unos mimos de roncador. Al final me ha dado una alternativa, aunque me he decantado por otra: que vaya poniendo la 2, porque llevan toda la vida dando la misa de los domingos y así la vemos juntos. Eso me pasa por poco cariñosa y desapegada. Ahora no sé si hacer palomitas o sacar el rosario de mi abuela, menudo dilema (igual ya vale con el último capítulo de The young pope, que me tiene enganchadísima).

dissabte, 21 de gener del 2017

Poco tacto

Hay gente que ha nacido con el tacto intacto, o carente de él. Sin ir más lejos, hoy me estaba acordando de una vez que fuimos al ginecólogo cuando era jovencita, igual tenía 18 años. Íbamos a menudo porque tuve la gran suerte de que mi primera menstruación no fuera hasta la mayoría de edad y, además, tuve varios diagnósticos peculiares, así que me miraban a menudo mis partes púdicas. No es que tenga nada en contra de la medicina pública, todo lo contrario, estoy contentísima con ella, pero en lo referente a ginecología al final opté por la mutua, porque las listas de espera eran terribles e iba sobremedicada (algo que no me gusta nada). 


En fin, os digo esto porque iba a un hospital universitario, así que a menudo, sin previo aviso, entraba un conjunto de seres con bata blanca, un poco mayores que yo, a verme espatarrada y a los que se les contaba mi caso, sin tener en cuenta mi persona, mi corta edad, ni que me sintiera como un mono de feria. Pero ese día, en el que fui con mi madre a la consulta del médico a hacerme una prueba, fue el definitivo: la enfermera me llamó al pasillo y me hizo un montón de preguntas íntimas, poco propias del lugar donde estábamos, tan público y cercano al oído de todos, y la descuidada mujer me preguntó si ya había tenido relaciones sexuales (con mi madre de pie detrás de mí) a lo que respondí la verdad, no sin poner cara de póquer; al cabo de unos segundos, vi cómo modificaba su expresión, había visto la luz y me preguntó quién era la señora que tenía detrás... Mi madre, que siempre ha sido muy prudente, me comentó luego si lo que me había estado preguntando era si todavía tenía la regla (es tan educada, a veces parece inglesa).

dijous, 19 de gener del 2017

Visión

De pequeña ya era una rebelde sin causa: ahora estas cosas ya no pasan, pero a los 4 años quisieron ponerme un parche en el ojo, tengo un ojo vago (un poco como yo) y era una forma de reeducarlo. Por supuesto, a pesar de mi corta edad, conseguí que no me lo pusieran y fui corrigiéndolo con el no uso de las gafas; en poco tiempo mejoré muchísimo, incluso la hipermetropía. Y así he ido capeando el temporal hasta la edad adulta.


De repente, era miope. Seguía siendo vaga, hasta la muerte, pero mi visión había cambiado de condición, con lo que ahora ya no sé nunca cuándo ponerme las gafas, puesto que si me las pongo por la calle no calculo las distancias y choco contra todos los obstáculos. Siguiendo las directrices de mi joven yo, me las pongo solo en ocasiones excepcionales, porque todavía tengo la potestad de decidir qué es lo que quiero o no ver, y contra qué o quién quiero chocar.

dimarts, 17 de gener del 2017

Espionaje

Estoy muy preocupada por esto del espionaje, y no me refiero a ninguna agencia gubernamental de inteligencia, estilo CIA, o sí... os lo cuento: últimamente me aparecen muchos anuncios relacionados con búsquedas que realizo en Internet, práctica que me parece bastante invasiva y que me cuestiona a menudo nuestro derecho a la intimidad. Pues bien, mi cabecita hueca a veces hace búsquedas un tanto extrañas, ya sea por trabajo como por curiosidad... 

Pobres, así me imagino yo a los del CNI

Sin ir más lejos, hace unos años trabajé llevando el blog de un libro, una trilogía, No soy un serial killer, que ahora se va a poner muy de moda porque han hecho la película: escribía como si fuera el protagonista, un chico obsesionado con los asesinos en serie y con otras inquietudes algo excéntricas, puesto que además vivía en una funeraria. Tal como os habréis imaginado, me conozco todos los asesinos en serie y varias formas de matar, no porque me interesara el tema, por una cuestión laboral. Por fortuna, tengo mis dudas de que en España haya una red de espionaje capaz de llevar a cabo una redada en mi casa, aunque hace unos días me partí la caja con un capítulo de Castle en el que citaban a un agente de la agencia de inteligencia española CNI, y ahí me veis, haciendo una nueva búsqueda en Intenet y resulta que existen. A mí cualquier día me detienen, lo llevo claro.

diumenge, 15 de gener del 2017

Superabsorbente

Mi marido, con plena intención y pensando que sería más sano, además de que estaba de oferta y no sabe resistirse a ellas, compró harina de espelta para que yo hiciera uno de mis panes. Soy muy fan de la harina integral, así que tampoco me pareció una idea descabellada. Mala idea que no voy a permitir que se repita, es como estar comiendo serrín, no solo por el sabor, también por esa sensación de argamasa en la boca.

Eso sí, hemos descubierto que es un producto superabsorbente, estoy por patentarlo como esponja. Se me cayó una rebanada en el plato de sopa y en segundos absorbió todo el contenido, a excepción de los fideos, así que acabé comiendo fideos con pan.


Me he dado cuenta de que hay una especie de moda por sustituir alimentos que eran habituales, como ya pasó con la leche de vaca por la de almendra, soja y lo que sea... y el caso es que mi madre lleva toda la vida tomándola de almendra, pero da la sensación de que son modas provocadas por vete a saber qué. Entiendo que hay intolerancia a la lactosa y a otros tantos productos, pero si te sientan bien, ¿para qué sustituirlos? Y lo digo yo, que nunca me ha gustado la leche ni sus sucedáneos, pero mucho menos estos otros productos sustitutivos.

dilluns, 9 de gener del 2017

Paradojas

Esta época del año se produce una dialógica publicitaria curiosa: se mezclan anuncios de turrones, bombones y polvorones con productos dietéticos y milagrosas pastillas para perder peso. Es un tiempo de contrastes y de paradojas, puesto que sin las grandes y copiosas comilonas navideñas, la industria parafarmacéutica se vendría abajo en enero.

diumenge, 8 de gener del 2017

Reproducción

Hoy he leído un comentario que me ha indignado, aunque probablemente mi entrada tampoco va a gustar a muchos, porque no entra dentro de lo políticamente correcto. Una chica se quejaba de que tenía dos hijos y no podía tener un tercero porque no se lo podían permitir, decía que se reía cada vez que oía la palabra conciliación. A ver, ¿nos hemos vuelto locos? Llevamos años vendiendo a los países tercermundista la idea de que no deben reproducirse a lo loco y aquí fomentando la natalidad con ayudas públicas... pues a mí me dan ganas de llorar cada vez que alguien se beneficia de las bonificaciones por familia numerosa.

Después de todo, esas ayudas las estamos manteniendo los que, por los motivos que sean (económicos, físicos o ideológicos), hemos tomado la decisión de no tener hijos.

divendres, 6 de gener del 2017

Día de Reyes

¡Feliz día de Reyes a tod@s!



Que conste que es apto para absolutamente todos los públicos.

diumenge, 1 de gener del 2017

Mi madre, la moderna. Yo, obsoleta.

Ayer mi teléfono móvil decidió decir adiós al año 2016 y a todo el mundo: murió pocas horas antes de acabar el año, no sé si fue una señal de protesta, una declaración de intenciones o sencillamente era su momento... total, si hacemos caso al periodismo barato de finales de año, este era el año del desastre con tantos famosos que nos han dejado, y tal vez el móvil no quería ser menos.



Total, como llevamos años acabando y empezando el año durmiendo, decidí hacerme un homenaje y comprarme un móvil nuevo, nada más y nada menos que un Iphone 4s. Nunca me han gustado mucho estos teléfonos, pero encontré una buena oferta de reacondicionados, así que me siento mejor pensando que le doy una segunda vida al móvil, una reinserción al consumismo.



Esta mañana, como todos los días 1 de enero de toda mi vida, he llamado a mi madre justo cuando empezaba el concierto de año nuevo en Viena para tararearle la famosa canción de apertura (una pequeña tradición que me divierte y que enfurece a mi madre entre risas), le he contado mi nueva adopción de móvil y, entonces, ha pasado algo inaudito, mi madre me ha preguntado si ya estaba segura sobre si podría usar WhatsApp en ese modelo. ¿Cómo? ¿Cuándo mi madre se ha vuelto tan moderna y yo tan obsoleta?
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