Ya os he hablado alguna vez de la chica que viene a casa a limpiar... sí, somos unos burgueses, no tenemos excusa, hace años decidimos que podíamos pasar sin cualquier cosa excepto de eso. Es una mujer curiosa, a la que le gusta hablar muchísimo, así que procuramos no coincidir con su horario, porque acaba con el nuestro en un plis-plas.
Tiene algunas manías que a mí personalmente me desquician: deja todos los cuadros torcidos, como si quisiera demostrar con ello que los ha limpiado a fondo, o como mínimo tocado, porque todos sabemos que el roce hace el cariño e igual pasa lo mismo con el polvo (uy, qué mal suena); sabe desordenar todos los botes de cristal que tengo, eso incluye los que contienen vuestras preciadas grullas e incluso los sifones.
De todos modos, su top ten de cosas rarunas y molestas para Ses es cómo resitúa a mis matrioskas. Porque ahí me da algo de miedito, deja un par de cara a la pared, como si hubieran sufrido un poltergeist terrible, y el resto de lado, rollo castigadas. A ver a quién no le da miedo el tema.
dijous, 9 d’octubre del 2014
dimecres, 8 d’octubre del 2014
A raya
Estoy a régimen, ya os lo había contado. Nunca había hecho una dieta antes así que me imaginé que me costaría muchísimo, sobre todo porque no soy nada metódica ni constante. Ahí estoy, con unas ganas terribles de comer un coulant, pero volver a mi antigua talla de momento gana la batalla.
La dietista me ha puesto a raya, me dijo que se acabó lo de vivir de rentas y pasar de todo, es una mujer cruel. Lo que peor llevo es el aburrimiento, no tiene nada de apasionante comer lechuga y verdura todo el día, ya no sé cómo ser creativa con la comida.
Y básicamente, por el mundo corren mujeres a las que tendría que devorarles alguna infección vírica porque se pasan el día comiendo chocolate a mi vera y eso no se hace. Hay que respetar a las que regimeneamos. Esta mañana, una monísima chica se ha comido un cruasán de chocolate a mi lado en el metro, me han dado ganas de decirle que antes era como ella y que de aquí a unos años tendrá el culo grande, que se solidarice un poco, pero me he reprimido, no sabía si podría controlar el impulso de terminar mi discurso y robarle el cruasán para salir corriendo. No puedo bajar la guardia.
La dietista me ha puesto a raya, me dijo que se acabó lo de vivir de rentas y pasar de todo, es una mujer cruel. Lo que peor llevo es el aburrimiento, no tiene nada de apasionante comer lechuga y verdura todo el día, ya no sé cómo ser creativa con la comida.
Y básicamente, por el mundo corren mujeres a las que tendría que devorarles alguna infección vírica porque se pasan el día comiendo chocolate a mi vera y eso no se hace. Hay que respetar a las que regimeneamos. Esta mañana, una monísima chica se ha comido un cruasán de chocolate a mi lado en el metro, me han dado ganas de decirle que antes era como ella y que de aquí a unos años tendrá el culo grande, que se solidarice un poco, pero me he reprimido, no sabía si podría controlar el impulso de terminar mi discurso y robarle el cruasán para salir corriendo. No puedo bajar la guardia.
dimarts, 7 d’octubre del 2014
It's alive
He vuelto a las andadas. Os cuento: por razones ajenas a mi voluntad, sobre todo eso, me tomo un montón de pastillas antes de ir a dormir. No soy una yonki, aunque en mi botiquín las hay de varios colores. Sufro varias enfermedades, síndromes o lo que sean que me obligan a tomar medicación de por vida. No es nada grave ni me afecta en mi vida normal más que en tener un pastillero monísimo con los días de la semana.
El roncador, por el contrario, pilla algún resfriado de vez en cuando pero en general goza de buena salud (a excepción de la alergia a los ácaros). Cada noche, antes de irnos a dormir, me tomo todas mis pastillas y, ahora, con la gripe, también le doy un paracetamol a él, lleva dos días y ya empieza a encontrarse mejor, pero por la noche le sube la fiebre.
¿Por qué os cuento todo esto? pues porque soy un peligro con patas y manazas. Ayer por la noche, estaba con mi rutina cuando de repente me doy cuenta de que le he endiñado al roncador una de mis pastillas y que está a punto de tragársela. Despistada yo y confiado el otro. Por suerte, no pasó nada, aunque empieza a preocuparme que tenga la cabeza tan ida. Lo dejaremos en anécdota divertida, el roncador sigue vivo y aquí no ha pasado nada.
El roncador, por el contrario, pilla algún resfriado de vez en cuando pero en general goza de buena salud (a excepción de la alergia a los ácaros). Cada noche, antes de irnos a dormir, me tomo todas mis pastillas y, ahora, con la gripe, también le doy un paracetamol a él, lleva dos días y ya empieza a encontrarse mejor, pero por la noche le sube la fiebre.
¿Por qué os cuento todo esto? pues porque soy un peligro con patas y manazas. Ayer por la noche, estaba con mi rutina cuando de repente me doy cuenta de que le he endiñado al roncador una de mis pastillas y que está a punto de tragársela. Despistada yo y confiado el otro. Por suerte, no pasó nada, aunque empieza a preocuparme que tenga la cabeza tan ida. Lo dejaremos en anécdota divertida, el roncador sigue vivo y aquí no ha pasado nada.
dilluns, 6 d’octubre del 2014
De vuelta
Después de un fin de semana sabático en el que el roncador ha aprovechado para pasarme la gripe, ya que estaba algo cansada y con ganas de tener una excusa para vaguear... pues eso, que voy a tope de Jalea Real a ver si cojo fuerzas.
Así que una vez recuperada, obligada por mis ocupaciones diarias, o sea, trabajar, vuelvo a las andadas con mi buen humor de siempre (risotadas).
El caso es que se me ha hecho muy cortito el fin de semana, aunque haya sido lo mínimamente productivo; pero una excusa maravillosa para estar más juntitos mi marido y yo, aunque sea en el sofá, bajo una mantita, viendo pelis sin parar.
Así que una vez recuperada, obligada por mis ocupaciones diarias, o sea, trabajar, vuelvo a las andadas con mi buen humor de siempre (risotadas).
El caso es que se me ha hecho muy cortito el fin de semana, aunque haya sido lo mínimamente productivo; pero una excusa maravillosa para estar más juntitos mi marido y yo, aunque sea en el sofá, bajo una mantita, viendo pelis sin parar.
divendres, 3 d’octubre del 2014
Despistes que tiene una
Ahora sí que estoy convencida de que este ritmo me está desquiciando. No tengo muy claro si es que estoy tan cansada que no carburo o bien que estoy en modo pasota y en cuanto voy algo sobrepasada desconecto y me vuelvo una hippie despreocupada.
Ayer fui con el automático todo el día, hasta tal punto que llegaba justa a una clase (para variar) y entré cuando ya había empezado. Después de unos minutos me di cuenta de que no tenía ni idea de quién era el señor que estaba explicando la clase, pero como tengo muchas prácticas y cada día viene uno distinto... pues no me inmuté demasiado. Al cabo de un ratillo, pensé que era de muy mal gusto ponernos un power point de historia y epistemología cuando la clase era de percepción, como si el profesor estuviera reciclando material de otras asignaturas.
Lo cierto es que eso ya eran pistas fiables, no caí hasta al cabo de un rato cuando me planteé qué tenía que ver Locke ahí si yo estaba estudiando a Weber y Fechner. Evidentemente, me equivoqué de clase y lo confirmé cuando le pregunté al de detrás mío en qué clase estaba. Está claro que a la que me correspondía llegué como media hora tarde y encima me dio por hacer preguntas, no sé cómo no me echan de clase. Lo mío es de manual.
Ayer fui con el automático todo el día, hasta tal punto que llegaba justa a una clase (para variar) y entré cuando ya había empezado. Después de unos minutos me di cuenta de que no tenía ni idea de quién era el señor que estaba explicando la clase, pero como tengo muchas prácticas y cada día viene uno distinto... pues no me inmuté demasiado. Al cabo de un ratillo, pensé que era de muy mal gusto ponernos un power point de historia y epistemología cuando la clase era de percepción, como si el profesor estuviera reciclando material de otras asignaturas.
Lo cierto es que eso ya eran pistas fiables, no caí hasta al cabo de un rato cuando me planteé qué tenía que ver Locke ahí si yo estaba estudiando a Weber y Fechner. Evidentemente, me equivoqué de clase y lo confirmé cuando le pregunté al de detrás mío en qué clase estaba. Está claro que a la que me correspondía llegué como media hora tarde y encima me dio por hacer preguntas, no sé cómo no me echan de clase. Lo mío es de manual.
dijous, 2 d’octubre del 2014
Experimentos
A mí no es que me guste criticar, es que se me da de fábula. No llego a clase con la lengua fuera porque he salido pitando del trabajo para llegar a tiempo a una práctica y el profesor termina 10 minutos antes. ¿No podría empezar más tarde en lugar de obligarme a hacer ejercicio y la carrera del siglo?
Soy una incomprendida, no hay duda, si leyera mi blog seguro que lo entendería mejor. Pero lo que más me molesta es que el día siguiente, que voy sobrada de tiempo, le da por llegar más tarde. Lo hace expresamente, estoy convencida.
Seguro que es un experimento psicológico, como esta gente se pasa el día haciendo psicología experimental, que si fuera por ellos nos tendrían todo el día haciendo pruebas y dándonos descargas eléctricas, que lo veo en sus ojos, la mayoría tiene pinta de torturadores o de científicos locos obsesionados con los experimentos.
Soy una incomprendida, no hay duda, si leyera mi blog seguro que lo entendería mejor. Pero lo que más me molesta es que el día siguiente, que voy sobrada de tiempo, le da por llegar más tarde. Lo hace expresamente, estoy convencida.
Seguro que es un experimento psicológico, como esta gente se pasa el día haciendo psicología experimental, que si fuera por ellos nos tendrían todo el día haciendo pruebas y dándonos descargas eléctricas, que lo veo en sus ojos, la mayoría tiene pinta de torturadores o de científicos locos obsesionados con los experimentos.
dimecres, 1 d’octubre del 2014
Normas básicas para sobrevivir a Ses
El roncador siempre recuerda con sorna cómo lo marqué desde el primer día, sobre todo cuando le dije que a mí, mientras como, no me gusta hablar ni que me hablen. Es que es lógico, estoy comiendo, para qué tanta conversación si lo que quiero es masticar.
Soy maniática, pero fácil de entender, por lo básica que soy. Tengo dos momentos álgidos, como los niños, si tengo hambre y sueño, está claro que me voy a poner de mala leche. No parece que lo comprenda demasiado bien después de tantos años, pero tiene claro que si se dan estas dos características, mejor que no me incordie demasiado.
Finalmente, recién levantada. No puedo soportar que me hablen, es algo con lo que no puedo lidiar, es como si mi cerebro necesitara un momento de calma en el que centrarse. A él le pasa lo contrario, es el momento de más actividad cerebral: canta, habla, baila, no se está quieto... Algún día, y en contra de mis voluntad, va a ser mi subconsciente, lo van a encontrar atado a una silla y amordazado
Soy maniática, pero fácil de entender, por lo básica que soy. Tengo dos momentos álgidos, como los niños, si tengo hambre y sueño, está claro que me voy a poner de mala leche. No parece que lo comprenda demasiado bien después de tantos años, pero tiene claro que si se dan estas dos características, mejor que no me incordie demasiado.
Finalmente, recién levantada. No puedo soportar que me hablen, es algo con lo que no puedo lidiar, es como si mi cerebro necesitara un momento de calma en el que centrarse. A él le pasa lo contrario, es el momento de más actividad cerebral: canta, habla, baila, no se está quieto... Algún día, y en contra de mis voluntad, va a ser mi subconsciente, lo van a encontrar atado a una silla y amordazado
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