Ya os he hablado alguna vez de la chica que viene a casa a limpiar... sí, somos unos burgueses, no tenemos excusa, hace años decidimos que podíamos pasar sin cualquier cosa excepto de eso. Es una mujer curiosa, a la que le gusta hablar muchísimo, así que procuramos no coincidir con su horario, porque acaba con el nuestro en un plis-plas.
Tiene algunas manías que a mí personalmente me desquician: deja todos los cuadros torcidos, como si quisiera demostrar con ello que los ha limpiado a fondo, o como mínimo tocado, porque todos sabemos que el roce hace el cariño e igual pasa lo mismo con el polvo (uy, qué mal suena); sabe desordenar todos los botes de cristal que tengo, eso incluye los que contienen vuestras preciadas grullas e incluso los sifones.
De todos modos, su top ten de cosas rarunas y molestas para Ses es cómo resitúa a mis matrioskas. Porque ahí me da algo de miedito, deja un par de cara a la pared, como si hubieran sufrido un poltergeist terrible, y el resto de lado, rollo castigadas. A ver a quién no le da miedo el tema.
Es justo lo contrario al protagonista de "Durmiendo con su enemigo", a esta le gusta todo torcido o vuelto jajaja!
ResponEliminaBESOS!
La mía también tiene manías inexplicables. Supongo que si hablaran ellas...
ResponEliminaBesos.
Jajajaja.... al menos te dejará todo bien limpio, no?
ResponEliminaBesos
yo prefiero que no me toquen mis cosas, porque dentro de mi desorden sé perfectamente donde tengo cada cosa, y se me cambian algo de sitio me descolocan...
ResponEliminayo tengo suerte jeje la mía no me toca mis muñequitos...aunque no sé si eso es buena suerte, seguramente es porque ni los limpia jajaja
ResponEliminaYo tengo cuatro cosas encima del escritorio del trabajo y siempre quedan todas descolocadas cuando viene la señora de la limpieza, y todos los días las descoloca de manera diferente. A veces me tiro media hora buscando el desgrapador... Biquiños!
ResponEliminaJi! Eso necesito yo en mi vida, un chic@ que venga a limpiar... aunque desordene!
ResponElimina(*_*)