No voy ni voy a ir nunca al gimnasio. Primero de todo, te viene un instructor todo cachas (pero feo, que no te pones tan cachas si naciste guapo), te hace un megaplanning que no lo puede seguir ni un deportista de élite. Tú te lo miras, te subes a la máquina, te lías con las pesas y no sabes cómo va, consigues hacer una de las 10 series que te han pedido y con pausas. O sea, redefines el planning a tu medida.
Luego está la cara que se me pone, de verdad que intento sonreír, pero a mí el esfuerzo me pone toda roja y con cara de pocos amigos. Por no hablar de la tendencia natural a cabrearme, porque yo sí que quiero, es mi cuerpo el que no me deja llegar a las metas impuestas. De todos modos, tengo una máquina favorita, la elíptica, hace que me sienta estúpida, mal coordinada y un poco discapacitada física y emocionalmente, pero me hace sudar un rato (eso sí, corro el peligro de lesionarme a menudo).
Finalmente, la que más odio: la cinta de correr. A ver, qué es eso de correr para ir a ningún sitio, para eso está el riesgo de salir justa de casa, correr para coger el tren (o para pararlo, que alguna vez lo he pensado); luego corro hacia el bus... si ayer mismo se me escapó, atajé por otro lado y lo alcancé en la siguiente (no es trola, que todavía estoy recuperando el aliento). Ahí se corre para nada. Y encima, esa cinta me marea muchísimo, si me suelto me voy para los lados. Total, que para mí el gimnasio es una tortura, sigo con mi querido pilates y con las carreras para alcanzar el transporte público y lo demás se lo dejo a la gente entusiasta.
En cuanto conozcas a alguien con quien conecte, todas esas torturas que describes son una risión pura.
ResponEliminaUn besazo!
Pues la verdad que cuando yo he ido a un gimnasio me suelo aumentar el planning que me pone el entrenador :P Tampoco mucho vamos, le aumento las series o cosas así... A mí sí me gusta el gimnasio, aunque ahora mismo no esté en muy buena forma xD
ResponEliminaUn beso!
Mi amiga va en coche al gimnasio, uno muy caro, se sube en unas maquinas, regresa a casa en coche y dice que viene de hacer gimnasia. Un abrazuco
ResponEliminaHola. también odio la máquina de correr y la elíptica... cuando me apunté al gimnasio le puse como condición al entrenador que tenía que podía hacer de todo menos correr... al final me cambió la tabla de ejercicios y la adaptó a mis gustos... alomejor si se lo pides te elimina las máquinas que no quieres... seguimos en contacto
ResponEliminaYo soy muy poco amiga del ejercicio en general, menos de bailotear. En un gimnasio no me verán nunca. Ya no sólo porque el tema de las máquinas me aburre sobremanera, sino que el ambiente de gimnasio me repele. Un besote!!!
ResponEliminayo prefiero comer poco y andar mucho. me ha gustado lo de "no te pones cachas si naciste guapo", jejeje.
ResponEliminaMe has divertido mucho con tu post, no me gustan nada esos aparatos, jajaja, besos
ResponEliminaYo lo intenté una vez y me aburría tantísimo que me desapunté enseguida. Prefiero bailar, caminar, o jugar a fútbol, aunque sea con la pata chula
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