Soy una ilusa, a veces subestimo al roncador y hago cosas que le hacen reír. Sin ir más lejos, el otro día le escondí un yogur. Os lo explico mejor: le hago yogures y siempre se acaba comiendo el último, con el que yo debería hacer la siguiente yogurtada.
Así que opté por escondérselo (en la nevera, claro, como si hubiera mucho sitio). Se estuvo riendo un buen rato, sobre todo cuando le dije que había pensado que si no lo veía tal vez no tuviera la necesidad de comérselo. A lo que me contestó: ¿Crees que no sé lo que como ni cuándo?
Ahí me desarmó. No por la evidencia, todo lo contrario, no tengo muy claro que sea consciente de ello y eso me convierte en un ser perverso y una mala esposa, urdiendo planes de prevención y venganza.
jajaja Nosotros solemos bromear con ese tipo de cosas también. A menudo cenamos en una fuente y compartimos la ración de lo que sea. Cuando se va acabando, siempre alguno de los dos dice "ojo, que esto es mío" jajaja
ResponEliminaBESOS!
Jajaja... pues le vas a tener que poner una etiquetita al último yogur... jajaja...
ResponEliminaBesotes!
se los haces con esas yogurteras que tienen los compartimentos en forma de roseta hexagonal? en casa nunca la hemos tenido, pero mola.
ResponEliminaasí que se lo escondiste, qué traviesa, jeje. ;)
Jajajaja. A veces el churri y yo compramos algo para picotear los dos y, cuando voy a buscar mi parte, ya no hay. Jajajaja. Besotes!!!
ResponEliminaQué rico: yogur hecho en casa. Algo ingenuo, pensar que un hombre no va a encontrar algo que se come y que quiere comer ;)
ResponEliminajajajajajajajaja
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