Sé que tengo poco aguante, pero cuando estoy en mi momento relax de vuelta del trabajo, feliz por trabajar en un lugar que me permite un momento de paz viendo el mar, entran los músicos itinerantes, por llamarlo de algún modo, porque me he planteado darles dinero a cambio de un mutis completo y definitivo, o sea, por salir del vagón cagando leches. Porque, a cuál peor... a excepción del violoncelista, al que le daría la cartera y mi corazón (sabes que es metafórico, mi querido roncador, que solo te quiero a ti).
Hay un par de raperos que sacan lo peor de mí, será su "música" subversiva, pero despiertan en mí una violencia a la que soy poco dada habitualmente.
Lo que más intrigada me tiene es que van con todo su equipo de música, el amplificador o lo que sea que les modifica la voz como si estuvieran en un gran teatro. A ver, ¿es que los regalan? porque hay gente que canta fatal, desafina y sería mejor que vendiera churros, pero van con todo el equipo a cuestas. Por favor, que alguien les diga que esto no es lo suyo, que tanto programa de música en plan reality show ha hecho mucho daño y ha subido demasiado la autoestima de algunos.
A mi me gusta la música y a menudo, me gusta oírla fuerte...pero la que elijo yo. Si es "ruido"...odio que esté fuerte!
ResponEliminaUn besazo!
Hay gente que no tiene consciencia de que eso no es lo suyo. Se escucha cada aberración por ahí... Besotes!!!
ResponEliminalos músicos que tocan en los vagones del metro, en madrid también son una plaga. es una de las razones por las que no uso el metro a menos que no tenga otra opción.
ResponEliminaHola: te entiendo perfectamente porque delante de la puerta de mi oficina se ponían toda la mañana los músicos callejeros y no tocaban aporreaban los instrumentos musicales... me ponían de los nervios porque no había forma de que abandonaran la música...cuando salía del trabajo era una liberación.
ResponEliminaA mi me gusta la musica pero hay musica que no soporto!1beso
ResponElimina