Recordando algo bonito
Cuando vivía en Florencia (sí, una es muy versátil y culo inquieto), solía pasar largas horas en los museos. Antes tenía mucho más morro (he dicho mucho más porque el roncador insiste en que todavía lo tengo)y me inventé que estaba haciendo una tesis sobre la relación entre las obras de arte y la literatura y, para ello, necesitaba visitar los museos con asiduidad.
¡Qué vergüenza!
Todo ello no se lo conté a la frutera, claro está, se lo expliqué, detalladamente, a una catedrática encantadora que me facilitó una carta que me permitía entrar, de forma gratuita, a todos los museos estatales.
Creo que he pasado mañanas enteras ante La Venere de Botticcelli, es impresionante. Pero mis momentos de máxima felicidad fueron observando la Madonna col bambino de Filippo Lippi. Todo el mundo habla del síndrome de Stendhal, yo sabía perfectamente en qué época vivía, pero tanta belleza siempre me ha desbordado. Lo confieso, en los museos suelo llorar.
Ojalá todas las mentiras del mundo fueran tan veniales y con propósitos tan bonitos como la tuya.
ResponEliminaUn besazo!
Pues yo debo ser una de las pocas que no ha pisado un museo en su vida... :P
ResponEliminaBss
Tunneando Blogger: Rediseña tu blog!
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Que experiencia más bonitaaaaaaa....me has dejado con un ooooooo en la boca. Cuanta másssss sobre tu estancia allí!!!
ResponEliminaMoaagssf
Alpaca nos salió curiosa, ja, ja. Ya hace muchos años y seguro que alguna otra vez hablo de ello, forma parte de mi vida.
EliminaBesos
Florencia!!!! Me maravilla!! He ido sólo una vez, pero volveré! Pasarse horas en sus museos... Un sueño! Qué suerte! ;D Besos!
ResponEliminaLos museos dan momentos impagables.
ResponEliminaYo también me emociono hasta las lágrimas con algunas pinturas, esculturas -Bernini-, o con cierta música - La follia de Arcangelo Corelli-. Es la emoción de lo sublime...
ResponElimina¡Qué envidia!
ResponEliminaNo sabes lo que me gustaría haber estado en tu lugar ;)
Benditas lagrimas las que provocan la belleza y el amor...sindrome de vida digo yo.....
ResponEliminaEs bonito eso que describes... probablemente un sentimiento que pocas personas puedan entender... yo, de echo, no lo entiendo, pero sí sé que debe de ser precioso sentir algo tan intenso como para llorar viendo una obra de arte.
ResponEliminaGenial :)
Yo creía que el síndrome de Stendhal era un mito... Pero me gusta ver la sensibilidad de la gente ante el arte.
ResponElimina¡mentir a una catedrática para hartarte de museos! eso sí que es grande...
ResponEliminaAhhhh qué envidia, pero de la buena. Floncia es mágica y he tenido la suerte de ir más de una vez, la última en diciembre pasado, y me traje libros con las imágenes de Botticelli, porque sus mujeres hipnotizan.
ResponEliminaA mi también me encanta el arte, la verdad es que Florencia lo tiene en cada rincón y coincido contigo, La Madonna de Lippi es maravillosa. Haces bien en echarle morro, como dice el refrán "a ver si hasta pa' pedir vamos a ser pobres" ;)
ResponEliminaBesos!