Aproximadamente, cuando tenía 13 años, mi abuela quiso enseñarme todas las manualidades que había aprendido a la vez de su abuela, es decir: ganchillo, bolillos, calceta... A mí me pareció el aprendizaje más duro de toda la vida. Recuerdo esas tardes de vacaciones de verano, muriéndome por salir con mis amigos y ella insistiendo, ante la tele, con una programación horrible, que debía aprender.
Desde entonces, siempre he puesto la espalda tensa cuando he estado ante una aguja (de cualquier tipo), rememorando esas terribles tardes. Hace unos días me apunté a un taller de amigurumi, no conozco a nadie en el pueblo y pensé que era una buena manera de relacionarme y de convertirme en un ser social. Para mi sorpresa, todos esos conocimientos volvieron a mí. Cogí la aguja y di puntos del derecho, del revés, dobles y otros nombres que no recuerdo.
El resultado, un bonito cactus de amigurumi en casa para mi roncador y otra cosa que tachar en actividades varias en el pueblo. No sé yo si haré alguno más, me sobró lana, así que igual torturo a toda la familia y soluciono así mis regalos navideños. Lo más gracioso es que cuando le pregunté a la profe qué significa amigurumi me dijo con una sonrisa: muñeco de ganchillo (estos japoneses no se complican la vida).
Si es que el saber nunca ocupa lugar! Lo que daría yo ahora por volver atrás y aprender muchas cosas de mis abuelas. BESOS!
ResponEliminaEn mi caso fue al revés, yo quería aprender. Mi madre decía que tenía aprender otras cosas antes. Cosas más acordes con mi edad y con los tiempos.
ResponEliminaTodo vuelve! A mí me encantaba y las manualidades se me daban bien, pero con el ganchillo era negada, aprieto demasiado el punto y queda hecho un burruño...gggrrr...yo era de punto de cruz! Bssss
ResponEliminaA mí me gusta y me relaja eso de la aguja, pero no lo cojo muy a menudo, y dejo todo a medias. Tengo amigurumis sin terminar y sin coser, tengo una muñeca a medias, a la que compré el relleno pero nunca más se supo, mis bordados de aquella manera...
ResponEliminaBesos.
Vuelve a estar de moda, Yo tocaba todos los palillos, me relajaba, bueno a veces no, porque quería terminar algo y no me levantaba de la silla ni para dar la merienda a las niñas. Hay gran variedad de técnicas y las labores tienen muchas ventajas. ¡Ale! a terminar la lana y a comprar más que llega el invierno y una bufanda nadie te la va a rechazar. Saltos y brincos de fin de semana
ResponEliminaAins, como me has recordado a mi misma de pequeña! Mi madre y mi abuela insistieron en que aprendiera a tejer, coser, bordar y hacer ganchillo. Lástima que se me haya olvidado prácticamente todo, porque mira que me gustan a mi los amigurimis....
ResponEliminaBesos
es una bonita afición que todo el mundo sabe valorar, excepto gente muy peculiar como los ingenieros industriales de la politécnica de madrid. podrás dar sorpresas agradables a la gente, regalándoles cosas hechas con tus manos.
ResponEliminaUfffffffme has recordado a mi madre, que me apuntaba a todas estas cosas para tenerme entretenida y que no diera la murga en la casa, porque era más traviesa de lo normal.
ResponEliminaEstá claro que no consiguió nada conmigo y las labores.
Yo nunca tuve paciencia para aprender, y mira que mi madre lo intentó durante mucho tiempo...
ResponEliminaMe encantaría saber... y hacerme mis bufanditas!!! Algún día me apunto yo también a algún curso...
ResponEliminaOhh, y dónde está tu amigurumi?? Queremos verle!!!! ;)
ResponEliminaYo he aprendido hace poco y la verdad es que me gusta mucho ;)
Yo es que me veo absolutamente incapaz de ponerme a hacer esas cosas. No tengo ni manualidad ni paciencia. Por cierto, siempre había tenido la intriga de qué significaba amigurumi. Ya veo que no se mataron pensando. Jajaja. Besotes!!!
ResponEliminayo quiero aprender eso...pero hija, qué arte
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