Ayer fuimos a casa de mis padres y para terminar la noche mi padre nos ofreció un licor ruso (vete a saber de dónde lo sacó) con una especie de guindillas dentro. Solo de olerlo creo que me emborraché. O sea, a la bomba calórica de mazapán, turrones y mantecados, le sumamos la del exceso de alcohol. No os digo cómo llegamos a casa: calentitos, calentitos. Y no lo digo porque mi madre siempre nos regale un pijama a cada uno (que también).
Ni tampoco a este Papá Noel o un regalo del estilo en la bota de la chimenea (hay que puntualizar)
En resumen, el Tió se portó bien con nosotros y, por fortuna, esta mañana no me he encontrado al gordito con barba encallado en la chimenea (cosa que empezaba a preocuparme). Hoy nos toca en casa de los padres del roncador y yo voy a estrenar mi bolso nuevo, porque el día de Navidad en mi casa es tradición estrenar algo y encima hay que ir bien arreglados, así que me va de perlas. Solo me queda desearos feliz día de Navidad.
Pues a ponerte muy guapetona y a disfrutar esa comida!
ResponEliminaUn besazo!
Felices Fiestas, guapa!
ResponEliminaUn besazo!
Bones festes! Ptns
ResponEliminafelices fiestas!! yo sólo tomé una copita de champán. con mis padres y mi hermana, tampoco tenía especial interés en emborracharme. :P
ResponEliminaFeliz Navidad!
ResponEliminaQue te sea leve lo de la comida.
ResponEliminaFeliz Navidad! Cuidado con los excesos... ji!
ResponEliminaDisfrute usted de estas fechas, y que la magia e ilusión sea visible durante el resto del año!
ResponEliminaJajaja, es q me parto contigo!!! ;)
ResponEliminaCon un poco de retraso pero felices fiestas para ti también!
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