Os cuento, porque estos días he estado tan agobiada por ese examen que estaba algo pesadita con el tema. Creo que fue bien, a pesar de mi odio a los exámenes tipo test y a mi nerviosismo/histérica propio de día de examen. No puedo remediarlo, me pongo insoportable y, en casa, el roncador también tenía algunos, así que estábamos muy graciosos y ser respiraba cierta tensión nerviosa. Ahora, ¡a esperar la nota!
Con deciros que la mañana del día de examen me suelta el roncador una palabreja de las que le entran en su temario y yo, que estaba en modo esponja, que lo absorbía todo, la memoricé (por fortuna ya lo he borrado).
El roncador, con el cachondeo, empezó a llamarme Bob Esponja, que derivó en su femenino, o sea, Boba Esponja o Bobita para los amigos y odiados compañeros de vida y existencia. Ya he terminado con los exámenes, él no, a ver si encuentro el modo de vengarme.
Jajajaja Yo creo que, para insultos, Calamardo es mucho peor.
ResponEliminaUn besazo!
Boba Esponja, tiene su gracia, jajajja!
ResponEliminaVoto por Calamardo (o caracacardo, lo que prefieras)
Besos!
Buenísimas ideas, este roncador va a pringar lo suyo, he, he.
ResponEliminaSeguro que te ha ido genial!!! Yo es que para los insultos soy muy poco original. Uso los del acervo popular, que hay muchos. Jajajaja. Besotes!!!!
ResponEliminaBusca en tu inteligencia femenina y encontrarás la manera de vengarte, jeje
ResponEliminaY cuenta el resultado.
jaja, qué bien lo pasáis! :D la memoria es caprichosa, a veces hay cosas que no son necesariamente las más importantes, pero se te quedan grabadas a fuego.
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