¿Soy yo o los zapatos cada vez están más lejos de mis manos cuando me los abrocho? Seguro que estoy creciendo, nada que ver con achaques de la edad. Suerte que todavía soy algo flexible, porque la vista y las largas distancias me parecen más lejanas.
Debe de ser por lo del cumple, primero vino la alegría de los regalitos y de los dulces (tanto azúcar me nubla la mente) y ahora, con la segunda parte, la pura realidad, los años pasan (y qué jovencita que soy todavía).
Tranquilos, que sigo bien de ánimo y con buen humor, nada de darme a la bebida ni a la mala vida, seguro que el roncador estará dispuesto a atarme los zapatos por muchos años (o eso espero, habrá que agasajarlo, que últimamente lo tengo muy abandonado).
Eso, o te pasas a zapatos que no se aten ;)
ResponEliminaBesos!