Las rebajas son una trampa mortal, siempre hay algo que te atrae, ya sea el modelo, la calidad o, absolutamente siempre, el precio. Estuve a punto de coger una camiseta porque costaba 0,99, es que me pareció un precio escandaloso, tenía que ser mía. Ni siquiera me iba bien, ¿qué pretendía? ¿Comprarla para utilizarla como trapo? Es como si me inyectaran alguna droga que me trastornara y volviera loca.
Por fortuna, todavía me queda algo de buen juicio y poco dinero en el bolsillo, que este mes parece que tenga una succionadora, una especie de aspirador que succiona toda mi economía. Será por el desorbitado precio de la matrícula de la universidad, porque hay que pagar el seguro de vida, por... ¡cualquier cosa!
Si cuando llegó el recibo de la luz me reí, no os digo más, esa risa floja e histérica de cuando todo se te escapa. Pero no desisto, llegaré a fin de mes, a pesar de todo. Me he convertido en la reina del cupón, no de la ONCE, que nunca toca, de los de ahorro, que son mucho más efectivos e inmediatos.
No en vano esas imágenes tópicas de las pelis americanas con amas de casa atesorando cupones!! Al final, todo llega :)
ResponEliminaBESOS!
yo parezco la coleccionista de cupones, pero oye, que van de coña eh! vas al Carrefour y empiezas a sacar cupón tras cupón y ves que el "subtotal" (como odio esa palabra) va bajando
ResponEliminaa mí me da una pereza leerme las condiciones de los cupones de descuento... lees la letra pequeña, y en la práctica casi nunca son aplicables.
ResponEliminaYo los cupones siempre los tiro porque o me olvido que los tengo o me da como palo andar sacando cuponcitos para ahorrarme treinta céntimos en un champú. Pero la verdad es que, de treinta en treinta, al final se hace un pico... Un besote!!!
ResponEliminaPues a mi me parece divertido y me gusta sacar mi cupón y ver como me descuentan unos centimillos en el carre4... jis!
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