Reacciones médicas

Nuestra médico de cabecera es algo indescriptible, bajo su apariencia de mujer resolutiva se esconde un caos de informaciones varias a las que nos enfrentamos en cada visita. Sospechamos que en sus ratos libres estudia y se documenta, con lo que tiene un repertorio de medicamentos nuevos y desconocidos que recetarnos y con los que sorprendernos.

Sin ir más lejos, el roncador, que no es hombre de visitas médicas, fue, obligado por una servidora con afán de ahorrar en medicamentos, a que le recetara algo que usa habitualmente. La señora, muy diligente, le metió un rollo médico (o sea, que no entendimos nada) de lo beneficioso que sería cambiar de fármaco, y así lo hicimos. Cinco minutos después de la toma, el roncador se puso de un tono rojo bermellón, acompañado de una urticaria brutal por todo el cuerpo.

En un día dos visitas médicas, el roncador me fulminaba con la mirada, y todo empeoró cuando vio el tamaño de la jeringuilla, no una, sino dos le iban a poner... nunca habría sospechado que mi heroico roncador tuviera cierta aprensión a las agujas, pero tuve ocasión de comprobarlo... y no se la pusieron, aguantó estoico los picores y se tomó antihistamínicos por vía oral. Me va a costar que vuelva a visitarse con la médico.