Creo que a medida que me hago mayor cambian mis prioridades: no insisto en tener un culo perfecto, me conformo con levantarlo de la cama cada mañana; mi amor por el roncador es simple y sereno, la pasión y lo exagerado sucede en celebraciones y días especiales...
De todos modos, hay cosas que empeoran, corro el peligro de convertirme en una psicópata, porque hasta ahora la única diferencia entre ellos y yo era que todo se quedaba en el pensamiento, pero últimamente he quitado el filtro y me doy algo de miedo... espero que a ellos también.
Son cosas simples y lógicas: odio dirigido a los dueños de perros que no recogen sus defecaciones... nunca he visto a unos padres cuyo bebé se cague y dejen el pañal de recuerdo; están esos que llevan la música tan alta que creen que la calle es suya; los que gritan, porque deben de creer que todos estamos sordos... suerte que sigo resistiendo a mi voluntad, porque de lo contrario...
Conozco a más de un@ que ya habría perdido el juicio y la paciencia con cosas como esas... :P hay que ser fuerte! xD
ResponEliminaSaludos.
son cosas que despiertan sus peores instintos a todo el mundo, no te preocupes que no eres la única. ;) lo del pañal me ha matado. :D
ResponEliminaCuanto más mayores nos hacemos, más intolerantes nos volvemos con todo, esto es un hecho. Yo cada vez blasfemo más por la calle. De aquí a un par de años saldré con una catana y vete a saber qué puede pasar... Besotes!!!
ResponEliminaUy, en los casos que comentas...me proclamo psicópata yo también.
ResponEliminaUn besazo!
Te entiendo demasiado bien. Yo soy de los que de vez en cuando robaría un tanque.
ResponEliminaPero aquí seguimos, con mi Fiat de siempre.
Y las madres o padres que chillan a sus peques, o los padres que pasan de todo y sus retoños parecen nacidos en Harlem, los que te dan un empujón en el metro y ni se disculpan, los que van hablando a gritos por el móvil... yo también tengo un lado antisocial cada vez mas grande.
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