Lunes, me levanto desesperada a por un buen café y, al cabo de un momento, ante el ordenador, me doy cuenta de que las mosquitas también tienen un mal despertar. Una en concreto, o bien se ha suicidado por la crueldad de tener que volver al trabajo después de un fin de semana genial, o bien también es adicta al café. Claro, después de la nochecita que me ha dado, que ha hecho un par de vuelos rasantes por encima de la cabeza.
En definitiva, me da envidia porque ha muerto de sobredosis de café y tiene cierto aire poético, me apetece escribir sobre ello y ensalzarla a la inmortalidad de la palabra (porque supongo que el blog morirá antes).
Incluso he pensado en hacerle una canción. Todo lo que soy capaz de hacer antes de desperezarme una mañana de lunes, ¿debería de preocuparme?
A mi lo que me preocupa es que haya mosquitas en noviembre, aquí pasa igual...y es porque hemos tenido calor hasta hace dos días, como quien dice, no me extraña que anden suicidas los bichos, deben andar locos perdidos con este clima raro.
ResponEliminaUn besazo!
Lo malo de los lunes es que hay uno cada semana, pensemos que el de hoy será positivo. ¡La ilusión al poder! abrazos
ResponEliminaMorir por sobredosis de café como algo poético...Esto es para pensarlo despacito, ¿no?
ResponEliminaBesos!
cuando hay algún mosquito rondando por la noche, tiene mala solución, porque son muy persistentes y no se van...
ResponEliminano es la primera vez que aparece en tu blog christina aguilera!! :D
me pone MUY nervioso estar en la cama y oir el zumbido de un mosquito en primer plano. Muerte a los mosquitos!
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