Bueno, pues por lo visto no he mejorado demasiado con los años. Aunque con el modelo paterno que tengo... que desde que se jubiló (ya hace unos 10 años) me llama de vez en cuando para preguntarme si estoy trabajando... y luego viene la puyita: pues yo no, y cuelga. De tal palo tal astilla, no hay duda.
Lo malo ha sido la vuelta. Parece mentira, una se acostumbra a la buena vida tan rápido... y falta tanto para las vacaciones de Navidad...
Jajaja Qué arte, tu padre. Ánimo que ya mismo estamos en Navidades...dejaremos de preocuparnos por el estrés laboral y pasaremos a preocuparnos por los kilos que nos proporcionan polvorones y comilonas varias ;)
ResponEliminaBESOS!
Jajaja, qué bueno tu padre y qué buena tú, pillina!!!! Me encanta. Muak!
ResponEliminajaja a mi me pasa igual, que bien se está en casita un día que los demás curran.
ResponEliminaQué cachondo tu señor padre.... Yo trabajo junto al mío, así que no te digo mas, jajajaja. Si te sirve de consuelo, antes de que te des cuenta estarás de vacas por navidad... yo no las cataré hasta el verano!
ResponEliminaBesos
Fan de tu padre, jajajajaja!
ResponEliminaUn beso!
A mí me pasa igual. Cuando no voy a trabajar me encanta mirar el reloj y calcular las horas que me faltarían para salir. Jajajaja. Besotes!!!
ResponEliminate echaba de menos, ses! espero que ya estés bien del todo.
ResponEliminacuando éramos pequeños, al ponernos malos y hablar por teléfono con nuestros amiguitos de clase, la peor parte era cuando te decían todos los deberes que habían ido mandando...
Juas! Esa es la única razón por la que juego a la lotería de Navidad. Como en casa en ningún sitio.
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