El roncador me ha comprado un cojín de equilibrio, lo ha hecho pensando en mi bienestar y seguro que va estupendo para la espalda, pero hacía mucho que no me sentía tan vieja, qué va a ser lo siguiente, me pregunto: ¿un tacataca?
Lo cierto es que el cojín va estupendo, desde que lo uso que voy más recta, con lo bien que se lo estaba pasando mi ciática últimamente; bueno, y yo, que me dan calmantes con receta médica. Es que hay días en los que preferiría ser arrollada por un tren para calmar el dolor (que conste que no tengo tendencias suicidas, es más por supervivencia, aunque parezca una paradoja).
No fumo, no bebo, estoy a dieta... esto tiene que ser a la fuerza que me hago mayor. Ahora solo falta que olvide nombres, la fecha de mi nacimiento y... ay, calla, que eso ya lo hago.
Anda ya!! No te queda a ti nada para poder llamarte vieja!
ResponEliminaBESOS!
Abuelaaaaaaaaaaaaaaaaa!
ResponEliminajajaaa, me has hecho reír. :D me alegro de que estés mejor. cómo te cuida tu chico!!
ResponEliminaTienes un maridín que es un sol, como el mío. Cómo nos cuidan... Un besote y me alegro de que eso te esté aliviando. Un besote!!!
ResponEliminajajaja! me parto contigo! seguro que el cojín ese es la caña. Tu deja que le roncador te cuide y ya verás como no tienes más achaques
ResponEliminaJajaj eres muy graciosa me rio mucho con tus entradas. Yo creo que hay una edad a partir de la cual es mejor olvidarse de la edad jejeje
ResponEliminaHe entrado a curiosear en tu blog y ya tengo adicción de venir a leerte.
ResponEliminaMe he reído leyéndote y el ver al Mister BIng como se llame, queriendo bajar las escaleras.
¡ Que me quedo !
manolo