Quiero mucho a mi madre, aunque desde siempre hemos tenido una relación tumultuosa. Ambas sabemos que nos parecemos demasiado, así que es inevitable que choquemos, cada una quiere tener razón, a pesar de que las dos defendamos la misma postura: tercas (marca de la casa).
Este fin de semana hemos ido a buscarla, lleva como 4 meses fuera, no hay como estar jubilada y poder hacer lo que una quiera. Se pasa la mitad del año en un pueblo de montaña, que para mí es sinónimo de frío, lluvia y animales varios, para resumir. El resto del año, cuando la nieve lo cubre todo, se escapa y viene a vernos, hasta que el calor la agobia.
Pues eso, que hemos ido a buscarla. En el pueblo había feria de ganado y concurso de tractores, todo muy glamuroso. Me chocó mucho ver un feriante que vendía animalitos, entre ellos conejitos y pájaros. Leñe, que los campos están llenos y encima en libertad. Nunca dejarán de sorprenderme los humanos. Bueno, ya estamos de vuelta, algo más cansados por el viaje y con la despensa llena, que ahí siempre me dan verduritas y todo lo que sale del huerto: qué distinto es el sabor de lo natural comparado con lo que hay en el supermercado.
Pero distinto, oye. Las cosas de pueblo saben a gloria.
ResponEliminaY tu madre se lo ha montado magníficamente.
Un besazo!
No tiene nada que ver el sabor... mi padre es agricultor y cada fin de semana cuando voy a verlos me surte la nevera para una semana (o dos...) Ayer me cargó en el coche una caja de melocotones y cebollas, una bolsa de judías verdes, pimientos, calabacines y berenjenas.... esta semana me pongo las botas!!!
ResponEliminaUn besazo reina
Te aseguro que tu señora madre me da envidia, aunqe sea de la buena. Qué tranquila tiene que vivir en medio del monte! Con sus paisajes, los animalillos, y esas cosas... vamos, que así cualquiera se jubila!
ResponEliminaBesos
Tu madre hace lo que muchos querríamos hacer y tu debes estar encantada de que ella viva como quiere vivir. Un abrazo o dos
ResponEliminaconozco esos pueblos de montaña porque durante muchos años estuvimos veraneando en uno de ellos. a las personas mayores les gusta mucho para descansar y escaparse del mundanal ruido...
ResponEliminaIrme a vivir al medio de la nada es mi sueño. A ver cuándo lo cumplo. Muy fan de tu madre. Jajajaja. Besotes!!!
ResponElimina¡Y tan distinto!, con buenas verduritas y la mamá cocinando... no veas como te vas a poner.
ResponElimina