dilluns, 30 de març del 2020

Una no puede ser adúltera

En este país es prácticamente imposible tener un amante sin ser descubierta. Por fin he encontrado un pisito que puedo permitirme y estoy dando de alta todos los servicios, pues bien, me he encontrado con una serie de problemas o de situaciones embarazosas que, en todo caso, no me han perjudicado; pero que me parecen destacables y que quiero compartir. Si alguna de vosotras queréis tener un amante o mantenido a vuestro cargo, sabedlo, os descubrirán porque o bien no escuchan o bien tienen un problema de comprensión grave, diagnosticable y tratable.



Empezando por el día de la firma de la compra, en la que el notario insistió en que mi marido (mi querido y adorado roncador, pero del que estoy separada de palabra desde ya hace un tiempo) debía venir a la firma. No pude evitar gritar "abajo el patriarcado": vivo en una comunidad en la que los matrimonios gozamos de bienes separados, así que todavía ahora no entiendo ese requisito que, sorprendentemente, se solucionó con un simple "separada de hecho" en el redactado de la compra, sin tener que molestar a nadie (ese truquillo os iría bien a las adúlteras, ahí lo dejo por si es de utilidad).



La compañía de telefonía, en la que recalqué que había un cambio de cuenta corriente y de correo electrónico y, después de un tiempo, sin que me hagan caso en absoluto, ha sido más fácil pagarle al roncador el importe cada mes que conseguir ese pequeño y sencillo cambio, para el que me han grabado varias veces la locución, ¿será que les gusta mi voz y se la ponen en los ratos muertos? Lo cierto es que era previsible, durante años mi correspondencia de esa misma compañía llegaba a otra casa porque la persona que había entrado los datos se equivocó, lo solucioné al cabo de un año porque una chica se apiadó de mí y fingimos un traslado de domicilio. Con la luz estoy igual, como ya tenía dada de alta la página con otros datos, pues para qué molestarse y poner los nuevos que les he facilitado, digo yo que a este paso podría darse el caso de que alguien acabe pagando mis cuentas, y cualquier día me aparece un piso de propiedad en Torremolinos del que yo no tengo noticia, pero igual con tantos equívocos...
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