dilluns, 30 de juny del 2025

Hostias

Tal como os contaba, hace unos días me vi obligada, por mi bondadosa madre, a acudir a una misa. Era la segunda vez, la primera fue cuando tendría unos 13 o 14 años, y esa vez la que me obligó fue mi abuela (de tal palo, tal astilla). Allí me encontré con mi primo, así que en el fondo me lo pasé bien, porque los dos juntos somos peligrosos y divertidos.
Mi recuerdo habría sido muy feliz, hasta que se convirtió en uno de los más reconocidos en el pueblo natal de mi madre, en el que casi todo el mundo me recuerda por dos hitos, e incluso alguno más, que me guardo: el día que no me tomé una hostia y el día en el que me pegué tal hostia en bici que me quedé inconsciente (eso podría durar tres entradas e iría por fascículos). Me centro en el primero. Cuando tocó la hora de la eucaristía y todo el mundo se puso en fila. Evidentemente, me quedé sentada en la silla, porque una es muy respetuosa. Mi primo me echó bronca y cuando le conté que no había hecho la comunión, empezó a gritar indignado, hasta tal punto, que el cura se vio obligado a ofrecerme una hostia sin consagrar, para acallar a mi pariente y apagar las risas del resto de feligreses.
Dicho esto, ¿soy la única que cree que habría muchas maneras de cortar la hostia, que no fueran con las manos? Seguro que en Amazon hay un cortador baratito y asequible, ahí encontré el cortador de pastillas, que para el caso...

dimarts, 24 de juny del 2025

Bailoteo

Acabo de levantarme a comprobar que no tenía la calefacción puesta, que a veces soy muy despistada y soy muy capaz. Ya no sé si es la perimenopausia o que alguien ha encendido el horno. Esta mañana me he ido a caminar a las 8 de la mañana (sí, después de haber vuelto a las 3 de la verbena, y haberlo dado todo en la pista de baile) y ya estaba la playa llenita de gente, para mí que se quedaron a dormir y hacen vida ahí.

Llevo todo el año pensando que tengo que revisar el aire acondicionado, limpiarlo, comprobar que funciona correctamente, y ahora me doy cuenta de lo mucho que me gusta procrastinar. Ahora me hierve la sangre de la rabia, autoenfado lo llamo, y que seguramente hace tanto calor que también es literal. Empiezo a parecerme a una amiga, que se pasa el día explicándome el calor que tiene, y yo siempre le digo que por contármelo no va a dejar de hacer calor, pero ella se contenta con el desahogo.

dimarts, 17 de juny del 2025

Ritos

Este fin de semana he acompañado a mi madre a la fiesta mayor del pueblo. El primer día me tragué una misa de hora y media con el obispo, y creo que fui la única que lo escuché, porque el grupito de amigas de mi madre estuvieron todo el tiempo criticando a todo el mundo, sin disimulo ni sentimiento de culpa (a pesar de que el cristianismo es muy dado a explotar eso). En recompensa, cuando pasó por mi lado, se detuvo y me bendijo (con mi currículum, me sale un sarpullido o algo parecido).

Se trata de una liturgia muy bella, en la que los niños del pueblo le hacen una ofrenda de flores y de velas a la virgen. La mediana de edad del público rondaba los 80 años, así que hubo un momento en el que tuve la sensación de que era una especie de rito para chuparles la juventud. De hecho, desde entonces me veo menos arrugas y, mi madre, que lleva años asistiendo, parece muchísimo más joven de lo que es. Ahí lo dejo, para reseñas y reservas para el año que viene, ya sabéis.

divendres, 6 de juny del 2025

Consejos vendo y para mí no tengo

Estaba en el médico, esperando mi turno en las pantallas, mientras se proyectaban consejos médicos. Uno de ellos era que no se leyera tumbado o sentado con las piernas cruzadas, y yo pensando en que igual habría que priorizar la lectura. Estoy de acuerdo con que no son las mejores posturas del mundo, pero igual habría consejos mejores, como el control de la bebida, los peligros de los vapers, no sé, infinidad de cosas, porque alguien que lee tumbado, en el momento de su muerte, el forense no dictaminará defunción por mala postura, e igual a su cerebro le estamos haciendo algún bien.


Y como lo leo absolutamente todo, también descubrí que hay una huelga de los técnicos superiores sanitarios, de la que no había oído hablar y con los que inmediatamente me solidaricé, porque sin ellos no habría diagnósticos. Total, que salí de ahí con un montón de reivindicaciones y con unas ganas terribles de acabarme el libro que tenía entre las manos (por llevar la contraria, probablemente tumbada, que es algo que nunca he hecho, por incomodidad).

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