Mi padre tiene el mes temático, ya lo habréis adivinado: los entierros. Hoy ha conseguido convencerme de poner el nicho familiar a mi nombre, porque soy la más joven de la familia y como ve que no voy a reproducirme (a pesar de sus intentos) ha preferido asegurar la propiedad. Ahora hemos pasado a otro nivel, quiere que le muestre mi discurso en el día de su entierro, lo tengo apaciguado con la promesa de que contrataré a unas plañideras y así no hará falta que hable; aunque, como siga mucho con el temita, igual lo amenazo con que diré que era muy mal padre (esa es su gran pesadilla en estos días).
dimarts, 31 d’agost del 2021
Mes temático
divendres, 27 d’agost del 2021
Un mes en el infierno
dimarts, 24 d’agost del 2021
Los que heredarán la tierra
En una conversación, de lo más banal y cotidiana, mi padre inició el diálogo con una pregunta de lo más normal: "Cuando te mueras, ¿quién heredará tu piso?". Ahí lo soltó, como el que no quiere la cosa, porque por todos es sabido que, a sus 81 años, es más probable que yo muera antes que él, y debe de estar preocupado por su herencia, qué sé yo.
Evidentemente, mi respuesta fue que a él qué le importaba, que si esperaba heredar y morirse antes que yo, igual tendría que currárselo un poquillo. Y el caso es que tal vez debería ser yo la que hiciera esa pregunta, porque yo tengo testamento, pero a él ni se le ha pasado por la cabeza, va a ser inmortal y va a torturarme a preguntas estúpidas hasta el fin de mis días (que no los de él). En resumen, que en su mente ya me ha enterrado y está gastándose mis pocas pertenencias, a saber a qué habrá destinado ese dinero, a su entierro está claro que no. Y como siga haciendo estas preguntitas, igual se va a la tumba un poquito antes de lo que pensaba.
dissabte, 21 d’agost del 2021
Línea de costa
Vivo en zona costera, así que esta época se llena de gente más bien rara, y mi línea de trenes está plagada de cantautores con el altavoz bluetooth conectado a todo trapo, coreografiado por amigos dando palmas, que tiene el ritmo más bien escaso y la educación se la han dejado en casa. Ayer mismo, durante la concertina, algunos encendieron cigarrillos (porque esto de molestar estresa mucho) y, lo más curioso, es que el hombre del que todos habríamos huído, puesto que parecía el loco de la colina, les llamó la atención y acabaron todos a gritos: eso parecía un reality en toda regla, lo malo es que era la realidad. Con lo contenta que estaba yo porque hacía días que no conseguía pillar un tren a la hora, y ese había llegado puntual.
Según mi madre, ya no queda educación, y los demás empezamos a pasar por tontos cuando seguimos las reglas. A mí me da que el mundo se está acabando y ya pasamos un poco de todo, pero no me hagáis mucho caso, es que estuve una hora compartiendo vagón con esos energúmenos y creo que algo de locura se me acomodó en la cabeza. Y lo mejor os lo dejo para el final, porque el vagón iba lleno, olía más bien mal, y el guaperas que tenía delante, con pantalón caído, pagado de sí mismo, tenía toda la marca blanca de sudor en el calzoncillo (que enseñaba orgulloso, porque en su casa la colada la hará otra persona, digo yo). Por favor, que llegue el otoño, que es cuando vamos a disfrutar por fin de la playa.dimecres, 18 d’agost del 2021
El poder de la exageración
Voy a contaros sobre cómo padre, con un estado de salud envidiable (para los que le habéis cogido cariñito, sigue estando fantástico y está como un toro), hipocondríaco redomado y nivel cero de tolerancia al dolor, nos sobrevivirá a todos. No porque "mala yerba nunca muera", si es un trocito de pan, pero se las trae.
Sin ir más lejos, hace unos días se quejaba de dolor de espalda. Llamó al médico de cabecera y al día siguiente ya le estaban haciendo una radiografía (sí, señoras y señores, en la Seguridad social). Imaginaos el nivel de exageración que debió de ser la conversación con el médico para que lo atendieran a tal velocidad. En resumen, un poco de artrosis, que a su edad no es ni siquiera sorprendente.