dimarts, 30 d’abril del 2019

Wolverine

En la última visita al neurocirujano el buen doctor declaró abiertamente, y varias veces, que estaba muy contento con el trabajo que había realizado, y me mostró ufano mi nueva espalda, con la que soy unos milímetros más alta (por fin creo que llegaré al metro 68). Tuve la sensación de llevar dos tacos de tamaño familiar, no sé, me esperaba ingeniería punta (que seguramente lo es).


Así pues, me explicó que es una pieza de titanio y al ver mi feliz expresión (más que nada porque sé que no pitaré en los aeropuertos, algo que extrañamente me preocupaba), hizo algo sorprendente y de lo que me sentí profundamente orgullosa, después de casi una década intentando que ese hombre, al que admiro y tuvo mi vida en sus manos, hiciera alguna broma: me comparó con Lobezno. Ahí mi imaginación se desbordó, claro, ya me conocéis; igual en lugar de garras voy a tener púas, como un puerco espín o un erizo (que son más monos). 


No sabéis lo que tranquiliza que alguien tan serio se desinhiba por fin, creo que eso, más que sus palabras reconfortantes, y el hecho de que me sienta estupendamente bien, fue lo que realmente me convenció de que por fin voy a poder moverme libremente y que la recuperación va a ser todo un éxito.

diumenge, 28 d’abril del 2019

Matrimoniados

Joseph Campbell dijo que "el matrimonio es un suplicio": como era todo un erudito y estaba especializado en mitología y religión, pues no voy a ser yo la que lo contradiga, aunque tampoco fue muy original. Lo que pasa es que el tipo (ahí, todo un catedrático, sabes, un mindundi) lo debió de decir desde el punto de vista más de toma y daca, y no como tormento o tortura, aunque no acabo de tenerlo claro. A ver, no hace muchos años que estoy casada, pero coincido con él, es todo un currele.



Hace pocos días oí a una señora en televisión (sí, paso de información erudita a televisión, como si una de ellas fuera fuente fiable) que sabes que es para toda la vida cuando al charlar tranquilamente con esa persona es como oír la música más maravillosa del mundo, en resumen, cuando sintonizas al hablar. Eso me ocurría con el roncador hasta que lo maté, es broma, estoy en ello.

divendres, 26 d’abril del 2019

No soy Información y Turismo

El pasado lunes era fiesta en muchos lugares del mundo, era el lunes de Pascua. Estaba sentada tranquilamente al lado de una iglesia, pura casualidad y más teniendo en cuenta que en cada población hay alguna, y un señor se me acercó y me preguntó a qué hora abría la iglesia, a lo que respondí que no tenía ni idea, pero que siendo fiesta tal vez no abriría. Pues mi interlocutor se marcó una disertación espectacular sobre que no entendía que una iglesia no abriera en tal celebración... yo le respondí que ignoraba completamente los horarios, que hasta ese momento pensaba que era una fiesta pagana, y que también los párrocos tendrán derecho a festivos.

Desde luego, hay gente para todo, porque si tanto le urgía rezar, a mí cualquier lugar me parecería bueno, aunque no sea para nada entendida en la materia. Me imagino que querría visitar el monumento, pero a mí me la traía al pairo su confrontación interna con los festivos de los funcionarios de la fe. A veces tengo la sensación de que llevo tatuada en la frente una gran T de oficina de turismo. A ver qué culpa tengo yo. Eso sí, el martes entré a visitarla, más por la sapiencia de que el transeúnte preguntón ya no podría hacerlo (malvada soy, y no me arrepiento).

dimecres, 24 d’abril del 2019

Dejen salir

Hay una cosa que me desquicia (bueno, varias): el tema de "dejen salir antes de entrar". A ver, es que el tren no se va a ir, no va a la velocidad de la luz, y menos los de RENFE (igual en otros países es así, aquí van lentitos). Entonces, por qué esas ansias de ponerse delante de la puerta e intentar subir antes de que me dé tiempo, siquiera de que yo ponga un pie en el peldaño para bajar. Igual es por coger sitio, no sé, o por mala educación (más probable), porque a las horas que subo yo en el tren, ya te digo que pueden elegir asiento, vagón y ventanilla.


Lo peor es que el que diseñó el vagón no tenía ni idea de accesibilidad. Sin ir más lejos, el otro día, tres personas presionándome para subir, yo intentando cogerme a la barra en modo contorsionista (porque eso es imposible: bajar y sujetarte, está muy atrás), así que hice lo único viable, les dije que o me ayudaban o me tiraba en plancha estilo concierto de Heavy metal y a ver quién era el guapo que se apartaba. Fue un poco vieja toca cojones, pero ya viene siendo eso, más por achaquitos que por edad, eso sí.

dilluns, 22 d’abril del 2019

Ocupada

Mi madre es la mujer más ocupada que conozco, no sé si es porque es cierto o porque nació estresada, pero siempre que quedamos tiene que agendarme, y eso me da mucha risa, puesto que está jubilada. Su respuesta favorita suele ser: "Estoy muy ocupada". Y el caso es que me encanta saber que nuestros mayores tienen tanta oferta por elegir. Aunque si hablo con mi padre... eso es el ser más pasivo que habita la tierra, creo que llevaba toda la vida deseando echarse sus siestas y está preparando su entierro, con todos sus detalles.



Sin ir más lejos, el domingo de ramos, fecha que me parece destacable, aunque también era el día de la República (viniendo de él, seguramente fue lo segundo), volvió a llamarme para hablar de los invitados al entierro (es un no parar): no más de 20, y va a dejarme sus nombres en una agenda especial. Le he dicho que me anote los suplentes, porque igual sufrimos alguna baja, ya se sabe a su edad. A este paso voy a tener que alquilar a alguna plañidera. Ya ni hablemos del recordatorio que se da en forma de postal, estoy por ponerle un pequeño fragmento de La Internacional. A este paso, la que va a poner un pie en la tumba voy a ser yo, si no me vuelvo loca antes.

dissabte, 20 d’abril del 2019

Panegírico

Como ya sé que os gusta muchísimo mi culebrón familiar y no puedo meterme con el roncador por sacramento matrimonial (eso iba con guasa, lo sabéis, ¿no?). De la muy preciada historia de mi padre en la que llamó a Pompas Fúnebres, al nuevo capítulo: "El panegírico". A pesar de que no hay ninguna prueba médica que lo corrobore, y después de 2 resonancias y varios análisis médicos (en él se va todo el presupuesto de la Seguridad Social), mi padre cree que se va a morir, algo que nos va a ocurrir a todos, pero parece ser que a él de forma inminente, así que lo está dejando todo preparado, es decir, me está dando órdenes para que yo lo deje todo preparado. 


Hace pocos días me llamó para darme instrucciones sobre lo que debía decir en el discurso de alabanza durante el día de su entierro. Debido a razones obvias, me pareció una chorrada, pero ya he optado por no discutir y preferí rebatir su decisión afirmando que, como tengo un grave problema (probablemente psicológico, y seguramente como consecuencia de la familia que tengo), que consiste en que cuanto siento pena o dolor me pongo a reír de forma irrefrenable, le comenté que tal vez mi hermana, por una vez, puesto que adora hacerse ver y que la admiren, podría llevar a cabo tal loable tarea. No me sirvió de nada, puesto que a eso mi padre respondió que mi hermana no iba a ir al entierro (unas tanto y otras tan poco). 


Tengo todo el discurso redactado, aunque cuando acabó de dictármelo le destaqué que igual, solo tal vez, ya que soy su hija, mencionar como mérito el hecho de ser padre igual sería algo a plantearse, a lo que respondió que mejor no. Pues nada, ahora solo falta saber qué me pongo, a ver si eso puedo elegirlo. Y como está rollo pitonisa, ya le he dicho a ver si afina la fecha, para no ponerme ningún otro compromiso ese día. Aunque teniendo en cuenta las fechas en las que estamos, a ver si vamos a vivir la resurrección de Cristo en el seno de mi familia (de aquí salgo directa al loquero).

dijous, 18 d’abril del 2019

El miedo que habita en mí

Soy consciente de que parezco una loca asocial que no se hace con nadie. Pues eso: alguno de mis estimados vecinos le han comprado al niño, no uno, sino varios juguetes de los que hacen ruido. Y no son de esos estruendosos, algo que de normal les agradecería, son más estilo tíovivo y cajita de música, de esa que da miedo y que a cualquiera le recuerda a un parque de atracciones en decadencia, en el que habita el mal. Hasta aquí, mi solución pasa por tapones, esconderme, comprarme un arma... vaya, lo normal, teniendo en cuenta que supongo, espero y deseo que sea un niño, ¿por qué le han comprado esos juguetes? 


Tengo que detectar el origen y robarle las pilas, la cuerda o bien rompérselo con un martillo, a cambio de una cuantiosa cantidad de dinero, que no soy tan cruel, y todos sabemos cuán poderoso es don dinero, por muy pequeño que sea el crío. Me pregunto por qué no le comprarán piezas de construcción de madera, o lo mandarán a un internado. Por favor, pónganles la sordina a sus hijos, o un cartelito de peligro. Bueno, a mí en realidad lo que me ha molestado son sus padres y lo que le compran... a no ser que lo que oigo en realidad sea el o un demonio, que viene a por mí.

dimarts, 16 d’abril del 2019

La comodidad

Cuando llego a casa lo primero que hago es ponerme cómoda, y no al estilo monísima con un negligé estupendo, no, no, con pijama estilo franela y bata de lunares, porque eso sí que es comodidad, y no un trapito minúsculo con el que tendría frío incluso en verano. Si bien es cierto que el concepto de comodidad no es el mismo para todos, estoy convencida de que esto no es discutible.


En esas horas bajas, en las que no me importa nada más que mi sofá y el mando de la tele, me doy cuenta de que me quedo en electroencefalograma plano, en absoluta muerte cerebral, de la que disfruto hasta el punto de que algun día incluso habré babeado un poco. En ese punto, no tengo inquietudes ni deseos, extraño concepto de felicidad: la estupidez. Dicen que el saber ocupa lugar, pues vivir en la inopia debe de ser una delicia.

diumenge, 14 d’abril del 2019

Penitencia

Si es que ya estamos en Semana Santa... o sea, venid a mí pestiños, torrijas, arroz con leche, roscos de vino, buñuelos de anís... si es que vengo esperando estos días, más que por las vacaciones, por ponerme morada de dulces, que no de postres, porque en estos días ni siquiera voy a comer platos normales, solamente azúcar en vena y punto, a hacer penitencia, y luego que me venga todo el mundo con la operación bikini, que con la boca llena no voy a poder contestarles todo lo que tengo pensado (para eso hago penitencia).



Voy a empezar hoy, domingo de ramos, y no para bendecir la palma, directa que me voy a la pastelería que me vician y me pueden esos dulces en forma de rosario, que muchas veces me he preguntado por qué no los venden durante todo el año, ni que sea en forma de perlitas o algo parecido. Y voy a terminar el lunes de Pascua, con una Mona enorme. En resumen, mi culo no va a pasar por la puerta y la Kardashian va a tener que hacerse otra vez la estética para poder emularme.

divendres, 12 d’abril del 2019

La revelación

A mí me criaron con un sinfín de películas de miedo y de ficción en las que las máquinas obtenían el poder y acababan con la humanidad, y ahí estamos. Qué pensáis que hacen las máquinas estas que limpian, estilo Roomba, cuando no estáis en casa... ¿alguno ha visto Mascotas? Pues eso, pero en máquinas. A mí eso no me va a pasar, porque con mis 25 metros cuadrados de piso ni el aspirador me vale, que con ponerle al gato dos manoplas en los pies lo tengo todo apañado en un pispás.



En serio, yo no me fío de una máquina con inteligencia artificial, que si turing levantara la cabeza se volvería a esconder del susto. Estoy convencida de que hace tiempo que nos controlan la vida, pero disimulan, hacen como si no estuvieran, y mientras se diviertan a nuestra costa estamos a salvo, pero como nos descuidemos... A veces, la vocecilla que le indica al roncador el camino (se entiende, el GPS, no yo, su ama y señora), se le va la pinza y nos hace dar mil vueltas antes de llegar a nuestro destino, si es que no tiene ganas de jarana y nos lleva a cualquier otra parte; sin ir más lejos, hace unos días se volvió loca y empezó a dar órdenes en inglés y en una lengua ininteligible (igual seguía siendo inglés, no entendí ni papa). Vosotros llamadme loca, pero mirad a Isaac Asimov o Jules Verne, lo vieron bien claro, pasa que lo mío es más de ir por casa, pero como me dé por escribir un libro, me llaman la nueva profeta, pasa que no me molan estas cosas de ir de diosa ni de ser superior; en todo caso, cuidado con vuestras máquinas, que cualquier día se revelan (no me he equivocado con esa v, no) y Siri os sale con que se llama HAL 9000, y ahí os acordáis de mí.

dimecres, 10 d’abril del 2019

Perjuros

El otro día, entrando en el vagón del tren, una mujer que salía, a la que dejé pasar y no le había hecho nada, me deseó "mala ruina", tras lo que escupió en el suelo. Me dio cierta alegría, me maravilló la belleza del perjuro, puesto que en el fondo, dentro de mi ruina, me deseaba que fuera buena. Y yo, que últimamente me conformo con poco, estuve sonriendo durante un buen rato.



Es que hoy en día la gente ya insulta de vicio. Sin ir más lejos, hace poco, una persona me trató de forma condescendiente, a lo que respondí con similares términos y su respuesta se rebajó a un simple imbécil. Pues a ver, se lo agradecí, eran las 10 de la mañana y había conseguido llegar a esa hora sin ser insultada, me parecía incluso extraño; y luego le pregunté por qué, puesto que últimamente me insultan y ni siquiera entiendo muy bien la motivación. Por ello, cuando me tratan así les contesto con un "déjame en paz, ser procaz", tal vez un fuerte "hediondo", para que obtengan riqueza lingüística, de la que parecen ir faltos.

dilluns, 8 d’abril del 2019

La caza y la tortilla

Mi vecina, en cuanto llega la hora de cenar, sale a la caza de su presa y la mata, o al menos eso parece por el ruido, porque más que batir los huevos para la tortilla parece que los esté asesinando. Es como estar escuchando un capítulo de El hombre y la tierra, de Miguel de la Quadra-Salcedo: la hembra del quintoB, el más poderoso de los animales, busca una posición más segura entre la maleza de su cocina, busca una nueva presa y va a iniciar la caza. El huevo intuye que se acerca el peligro, pero ya es demasiado tarde. No hay nada que pueda turbarla ni saciarla... excepto su marido, al que tiene acojonado, a juzgar por los gritos que le pega.



Mientras tanto, en mi piso, la gata y yo permanecemos agazapados cuál perezosos, esperando a que termine la tormenta. Lo cierto es que algunas noches me meto entre las sábanas todavía con miedo en el cuerpo. Por fortuna, mi vecina es un depredador tímido y todavía no hemos coincidido en el rellano.

dissabte, 6 d’abril del 2019

Vestir la cama

No sé qué me ha dado con lo de la decoración, para mí que la culpable es mi amiga Anna, que recientemente me está insistiendo para que cambie de trabajo (o lo complemente) y me pase a la decoración. Lo cierto es que me lo pasaría de vicio, adoro coger un espacio virgen y llenarlo de vida... pero de ahí a hacerlo mi profesión, va un buen trecho. A pesar de ello, como últimamente sí que es cierto que he dedicado algunas horas de mi vida a decorar algunos espacios, reconozco que tengo un punto vocacional por ese campo que me trae loca, pero también estoy muy en contra del instrusismo profesional; a pesar de que yo nunca contrataría un decorador (y ahora recibiré ataques, lo sé), es que me parece algo muy impersonal (no me matéis por opinar).



Hoy voy a desmontar esa manía de vestir la cama, al final más que un lecho donde dormir parecen iglesias barrocas. A mí tanto cojín y telas innecesarias me molestan, una cosa es tener la cama de foto y la otra que sea funcional. Si para irme a dormir tengo que pasarme un buen rato sacando cosas, lo siento, pero prefiero una cama más ascética. Además, necesitaría otra habitación para dejar tantas chorradas, si no es en el suelo, ¿dónde voy a dejar los cojines y mantas sobrantes? 

dijous, 4 d’abril del 2019

Hasta los cojoni

Estoy un poco harta de esta moda que, de un tiempo a esta parte, acaba todas las palabras con i, como guapi u holi. Creo que lo que más me molesta es que esa vocal te obliga a sonreír y siempre me apetece contestar con un "capulliiiiii", con la mega sonrisa hipócrita en la cara. Es como si se suavizara todo lo que te dicen. ¿Quién habla así? Los niños pequeños... y los italianos, claro.



Tanta falsedad me saca de quicio. Eso sí, lo mejor es el uso de oki para decir que sí, qué manía de alargar los nombres... luego nadie es capaz de decir mi nombre, de 4 sílabas, y me lo acortan sin ningún tipo de permiso, que me molesta un montón, ¡vagos! Pero me contestan a todo: oki. Ya si le añadimos un... "tranquila" al inicio de toda conversación, como si yo fuera por el mundo histérica y necesitara un mantra para calmarme... pues al próximo que me lo haga le contesto con un "hasta los cojoni" que se va a cagar por la pata abajo.

dimarts, 2 d’abril del 2019

Posibles atenuantes

No soy matemática, pero creo que las posibilidades de que hoy intente matar a alguien con mis propias manos están muy elevadas (se aceptan apuestas). Se ha producido una conjunción de advenimientos: estoy cansada, la medicación no hace efecto, mi madre ha amenazado con hacerme una visita y la primavera me altera... seguro que todo ello será un atenuante, ¿verdad, señor Juez?



Pensaba que después de tantos años ya me había resignado, pero parece que era un mal latente en mí, y tiene nombre: madrefobia. Eso sí, la buena mujer va a venir al mediodía, ya comida, para que no tenga que hacerle nada... el caso es que hay una leyenda urbana que dice que las madres se ocupan de sus hijas y les preparan tuppers con sus sobras (en mi caso pasa a la inversa). Ya le he preparado unas revistitas de costura y unas galletitas de las que le gustan, hay que tener al monstruo controlado. De mi padre no sé nada, el último día me llamó para contarme que su espalda andaba mal, que había tenido que tomarse un paracetamol para calmar el dolor (¡¡¡unoooo!!!) y que no tenía ni idea de lo que era tener dolor de espalda (ni idea, porque yo me deslizo, levito y la operación que me han hecho no tiene nada que ver con la espalda). ¡¿Por qué no soy adoptada?! Y el caso es que les quiero un montón: señor Papa de Roma, hágame Santa.
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