Le he prohibido a la báscula interponerse en mi camino, cómo se atreve, ¡insensata!. La tengo acongojada en un rincón del baño. A mí no me lleva la contraria nadie, si digo que estoy estupenda, es que lo estoy, por mucho que ella insista en pesarme de más (es porque las ideas también cuentan).
Me dio por empezar una especie de régimen. Me dieron en la parafarmacia unas pastillas maravillosas que me dejarían monísima. Pues es mentira. Diría que me han hecho efecto rebote a causa de los turrones; aunque mi segunda teoría es que mis pantalones han confabulado con la lavadora para encogerse (también sería una opción válida, por qué no).
El caso es que siento una opresión en la cintura: no es amor ni miedo, ¡es que esta talla empieza a irme estrecha! Estoy tremendamente enfadada: ¿eso no es lo mismo que hacer ejercicio? Es que enfadarme, a mí, me agota. Voy a probar y os cuento.
mi peso es muy variable, hace tiempo que dejé de pesarme. ya se encargan mis pantalones de avisarme. no soy muy de dietas, prefiero evitar durante un tiempo las cosas que engorden y pegarme caminatas. y funciona, hasta que bajo la guardia y vuelvo a coger algún kilo. todo se repite cíclicamente.
ResponEliminaChema, ese ciclo desapareció hace un par de años. Antes hacía lo mismo, ahora... sigo caminando y como sano... pero el pantalón sigue apretando. Creo que me hago vieja y la gravedad funciona distinta, debe de haberse gastado, o algo.
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