dissabte, 23 de febrer del 2019

El sexo fuerte

Hace unos días mi padre fue a ponerse una inyección al centro de atención primaria y acabó en urgencias. Que no os sorprenda, un día me acompañó a mí porque tenía una infección de oídos descomunal y mi sorpresa fue que al cabo de unos segundos de entrar por la puerta se lo llevaron a él en silla de ruedas por peligro de hepatitis. Si es que tiene cara de enfermo, y a mí me pasa todo lo contrario.


Pues bien, estaba él esperando que lo llamaran, acojonado por un simple pinchacito (sinceramente, los hombres llevan mal lo del sufrimiento y el dolor, que lo del sexo fuerte se lo inventaron ellos, no cabe duda), cuando a alguien se le ocurrió mirarle la tensión, a mi padre, el mayor hipocondríaco del mundo, que estaba tan alterado que disparó los resultados. 


Dieciocho horas y 12 diazepan después, sin haber comido nada en todo el día, abandonaron el hospital, no sé si porque lo vieron mejor o por aburrimiento. El resultado fueron 4 desmayos solo cruzar el umbral de su casa, seguramente motivados por la medicación, y un hombre acongojado porque la vida se le escapa de las manos. Sí, mis queridos lectores, que el hombre ha llamado un par de veces a pompas fúnebres para asegurarse de que tiene el nicho a su nombre y de lo que le va a costar económicamente el entierro... a lo que yo le repito que una vez muerto estas cosas poco importan.

6 comentaris:

  1. Algún familiar mío está igual..Vaya tela!
    Besos

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  2. Ay pobre tu padre, conforme lo he leído me iba dando cosilla, pero tengo que confesarte que también me has sacado alguna sonrisa porque tu manera de contarlo deja traspasar tu humor! Soy nueva seguidora, me quedo por aquí a leer tus cosillas. Si te apetece pasarte por mi blog y suscribirte si te gusta, estaré encantada!

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  3. Qué lástima!! pobre hombre el mal rato que se llevó. Hay personas que cuando se van haiendo mayores le cogen mucho miedo a irse de este mundo. Besos!

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  4. vaya, ses, lo siento, espero que los temores de tu padre no sean reales y estén sólo en su cabeza.
    basta con saber que te van a tomar la tensión para que te salga alta...
    besos y ánimo!

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  5. ¡Ay pobrecito! Desde luego, no va a querer pisar un centro médico ni en pintura.
    Besitos.

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