En defensa del palé

Me entusiasma seguir blog y webs de decoración, lo cierto es que no deseo que mi casa sea así, porque ya me mola el estilo mezclado y desenfadado que venimos cultivando durante estos últimos años, son hogares imposibles y ordenados que me tranquilizan y, a veces, saco alguna que otra idea de ellos.

A pesar de ello, tengo que romper una lanza por los palés. Estoy más que harta de encontrarme con maravillosas ideas construidas con esas preciosas tablas de madera, ¿pero es que alguien se ha encontrado un palé tirado en mitad de la calle? A ver, no digo que no en algún polígono industrial, pero no a montones, como parece que sucede en los millones de revistas de decoración y de diseño.

He llegado a hacer guardia al lado del supermercado, a ver si se les caía alguno o se lo olvidaban, pero no es así. O bien van muy buscado o bien la gente sabe que cuestan dinero y no los dejan tirados en cualquier sitio. Aunque igual estoy equivocada y son como las setas, que hay quién conoce su paradero y van a buscarlos (pero son las cestas de mimbre, me imagino). En resumen, el que no tiene un palé será porque no quiere o no sabe dónde buscar.