Moda chihuahua

Finalmente, me he decidido por lanzarme a la piscina y comprar una máquina de coser. Mi madre me ha dicho que me dejaba la suya, pero ya me conozco (y el roncador todavía más) y quiero acostumbrarme a usar la mía. O sea, voy a ser una costuritas.

¿Qué me hizo decidir? Empezando por el principio. Una buena amiga, que tiene una chihuahua, un animal encantador que nos tiene enamorados a todos, pero hay que reconocer que tiene cierto parecida a un roedor; le compró un vestidito por el módico precio de 10 euros, ¡para un mini chihuahua! ¡Que con un metro sacas para 3 o 4! Si seguro que un trajetito handmade (se ve que si no se dice en inglés no es bueno, pero para mi amiga Montse, que luego se queja de que no traduzco: hecho a mano) ya cuesta eso, que no uno manufacturado como el que compró... a eso lo llamo robo. Y, si hace falta, le hago incluso un bolso a juego para que lo lleve mi amiga. Es que cuando una se pone a diseñar...

Total, me he rebelado contra la industria textil y voy a hacer una colección exclusiva de vestidos para la perrita (bueno, igual un par y sencillos, que ni me acuerdo de enhebrar la aguja), pero lo de exclusivos sí que va a ser cierto. Luego haré un par de cojines y chorradas varias y me imagino que cogerá polvo hasta que tenga que hacer un dobladillo; pero mira, ya estará amortizada. Ideas no me faltan, ahora a esperar que lleguen las vacaciones para sacar tiempo.