Cada uno tenemos nuestra forma de desconectar o desahogarnos. Mi madre, por ejemplo, que es una persona muy práctica, suele ponerse un culebrón, de esos en que los protagonistas tienen nombres compuestos y una vida llena de amores imposibles e impedimentos terribles.
Hace tiempo también me contaron que ir de compras es una forma de desahogarse (digo que me lo contaron, no que lo practique a menudo, para nada). Lo que pasa es que ahí hay niveles, porque unos se pueden permitir Versace y otros tiran de chinos.
En realidad, a mi humilde juicio, mejor ir a lo barato, porque si se trata de un desahogo impulsivo, luego te habrás gastado un dineral en algo que, seguramente, no volverás a usar, y hablo de estampados estridentes e imposibles de conjuntar (¿os suena?). En mi caso, echo mano de supermercado, como mucho puede caer algún boli o algún artículo más extravagante que otro, qué sé yo, morcillas con guindillas (si es que existen); pero corro poco peligro, no me gusta experimentar con mi estómago.
hay días que los supermercados están hasta arriba de gente, parece que dan algo gratis allí. dudo que sea la mejor opción para combatir el estrés. ;)
ResponEliminaJajajajaja. A mí ir al supermercado me pone de los nervios. Para desconectar, mejor ropa o zapatos (aunque intento no volverme loca, que luego pasa lo que pasa). Besotes!!!!
ResponEliminaUy, a mí esto no me vale porque ODIO ir de compras.
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