Mi padre siempre dice que mi madre le hacía tilín, pero nada del otro mundo, hasta que un día lo llevó a conocer a mis abuelos. Cuenta la leyenda paterna que la suegra, o sea, mi abuela materna, le dio un brevaje llamado café, que debía de estar envenenado, porque la poción lo enamoró locamente de mi madre, hasta el día de hoy.
Mi madre cuenta que todo el grupo de amigos con el que ella iba hablaban siempre de mi padre. Ella no lo conocía porque llegó a Barcelona mientras él hacía la mili, que por aquél entonces duraba dos años (y las batallitas toda una vida). Siempre ha dicho que sentía que ya lo conocía y que mandaba cartas al grupo, con fotos, que era tan guapo y tan moreno.
A ver, mi padre no es feo, es difícil de mirar, tiene un ángulo complicado. Además, mi blanco nuclear viene de su tono de piel más bien amarillento. Así que según mi madre, le dieron gato por liebre. Después de dos años en la marina, el hombre venía cuadrado (de tanto mareo en el barco, está claro) y morenísimo del sol marítimo. Total, que uno por el otro, ahí están, siguen juntos y, por mucho que digan, a mí no me la dan con queso.
Definitivamente, hay que tener cuidado con las suegras jajaja Y a pesar de todo, fíjate, hacen bien las cosas...si no llega a ser por ese café, no estaríamos disfrutando de este blog ;)
ResponEliminaBESOS!
un café bien hecho puede enamorar, porque no todo el mundo sabe hacer café como dios manda! ;)
ResponEliminayo también soy blanco de piel como la leche, aunque no lo parezca en las fotos.
Me he quedado intrigada con qué tendría ese café, aunque me da a mí que tu abuela materna también le dio algo a su propia hija para nublarle los sentidos. Jajajaja. Qué historia tan curiosa. Un besote!!!!
ResponElimina¿Milagros de la pócima?
ResponEliminaAyss, qué bonito es el amor ;)
ResponEliminaAy pobre, ¡difícil de mirar! jajaja la verdad es que un buen café... ¡es un buen café!
ResponEliminaBesos
Yo creo que hubo algo mas que café: eso fue amor al segundo vistazo! Y creo que pasa mucho... juas!
ResponElimina^^