Ojalá hicieran lo mismo mis alumnos, porque empiezo a sospechar que no me curo porque esos monstruos retorcidos no consiguen callar ni que los amordacen, ni siquiera si me pongo a llorar, que estoy a puntito si no se me pasa el dolor de garganta (ya está, ya me he desahogado, que en el fondo, muy en el fondo, son unos cielitos).
Y el roncador insiste en que me ponga el termómetro, ¿por qué es tan empírico? Si yo le digo que tengo fiebre es que la tengo, y no se discute. Bueno, pues sigo callada, voy a poner un se busca para mi voz, a ver si la encuentro.
Jajaja Igual no es mala idea la del roncador: prueba a ir a clase con el termómetro puesto un viernes y le dices a los alumnos que, o se callan, o los contagias para todo el fin de semana XD
ResponEliminaQue te mejores!
Los alumnos suelen ser bastante comprensivos con estas cosas. No me ha pasado más que una vez en mi vida, y mis niños estaban bastante callados y comprensivos viendo que solo tenía un hilillo de voz.
ResponEliminaBesos.
Había oído que esos alumnos existían, pero pensaba que era una leyenda... a mí siempre me han tocado los otros.
EliminaCuídate, y no te estreses con los alumnos. Si montan el pollo, ya vendrá alguien a callarlos. Si no puedes hablar, nopuedes.
ResponEliminaTambién puedes llevarte un silbato o un megáfono, a ver qué pasa.
Besos!
yo soy propenso a dolores de garganta, aunque nunca he llegado a quedarme lo que se dice afónico. espero que te cures pronto, guapa.
ResponEliminaQue te mejores!!! Yo también soy de las que saben si tienen fiebre sin necesidad de termómetro. Besotes!!
ResponEliminahay tanto estúpido al que le desearía tu afonía... miel y limón, Lizipaína, caramelos de própolis...
ResponEliminaLa afonia es estupenda puede estar una consigo misma!!besos
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