Gatitas

Hemos adoptado a dos lindas gatitas, íbamos a por una, pero cuando nos dijeron que la gente no suele quedarse a los gatos negros por superstición supimos que debían irse a casa con nosotros, además, que no nos pudimos resistir a esas caritas tan bonitas. El roncador quería adoptar a una tercera, tuve que ponerle freno, que tres era multitud.

El roncador se ha volcado completamente con el tema, cada día les trae algún regalito (tendré que atarlo corto, sobre todo porque prefieren una caja de cartón al más bonito y caro juguete, creo que lo hacen expresamente).

Se llaman Ona y Mar. Ya hemos tenido que ir un par de veces al veterinario porque han estado resfriadillas. Lo más gracioso es que nos dieron un colirio y el roncador, que es un empático redomado, se levantó al día siguiente con un el ojo rojo y llorón. Total, como el colirio es de farmacia, una gota a la gata, otra para el roncador.