Admiro a la gente que se compra ropa y la estrena en seguida, yo tengo la maldita manía de guardarla para más adelante, ¿para qué? Ahora me doy cuenta de mi estupidez, ¿por qué no me va la ropa del año pasado? Eso le da un nuevo sentido a la frase Carpe diem.
Creo que voy a empezar ahora mismo la operación bikini, aunque va a ser más la operación del jersey de lana. Y cada vez que me apetezca comerme un coulant (cosa que sucede unas 20 veces al día) voy a intentar ponerme esos pantalones monísimos que me compré en 2006 y que apenas me lo puse una vez... aunque fue una vez memorable, el roncador todavía ahora me pide que me los ponga, porque dice que me hacían un culito muy mono.
Lo que pasa es que ¡tenía un culito muy mono!¡No eran los pantalones! Está claro, ya es hora de tirarlos, no voy a perder esos kilos ni a recuperar esos 10 años. Lo mejor es estar contenta tal y como soy, así que creo que lo del coulant me lo voy a permitir.
Pues sí, como dices, ya no es la talla ni los kilos, es que el tiempo no pasa en balde.
ResponEliminaUn besazo!
yo tengo unas bermudas que me quedan muy pequeñas, y todavía tengo la esperanza de adelgazar y de que algún verano pueda ponérmelas...
ResponEliminaYo también guardo un montón de ropa con la esperanza de que algún día me vuelva a valer. Creo que va siendo hora de dejarla partir. Besotes!!!
ResponElimina¡viva el coulant!
ResponEliminayo ya no guardo la ropa que no me cabe, la vendo o la dono, pero no voy a perder el tiempo (y el espacio en el armario) a la espera de si se obra un milagro y pierdo peso como por arte de magia