El roncador hoy me ha hecho darme cuenta de algo preocupante. Estoy obsesionada con comprar tijeras, por lo menos tengo 30 tijeras repartidas por la casa, ya sean de podar, para la cocina o para papel. Y lo peor es que estoy convencida de que si veo otras estaré tentada de quedármelas. Me pasa lo mismo con los cuchillos, pero eso se ve que lo tengo más controlado, porque tengo los justos y necesarios.
Y el caso es que yo creo que las he utilizado todas alguna vez en mi vida... y lo peor es que siempre me han dado algo de miedo tanto tijeras como cuchillos, seguramente porque soy patosilla y ya he sufrido más de un accidente doméstico con esos utensilios en concreto... bueno, y con tenedores también, la verdad. Hace poco estuve tentada de comprarme un juego de cuchillos de cerámica, pero me eché para atrás, porque eso hubiese sido un genocidio de dedos, que me conozco y va a parecer una escena de Psicosis.
Mejor hazte arrojadora, que si hay homicidio es involuntario, chiquilla! jajaja
ResponEliminaUn besito!
A mí me pasa con las pinzas, no sé ni las que tengo, ni dónde las tengo.
ResponEliminaBesos!
a mí también me dan miedo los objetos afilados. yo nunca he llegado a cortarme, pero mi madre sí, es muy nerviosa.
ResponEliminaEs cuando menos curiosa esa relación de amor-odio con los objetos cortantes... Besotes!!!
ResponEliminahola muchas gracias por pasarte por pasarte por mi blog,, me gusto mucho conocer el tuyo
ResponEliminaCariños
Angélica