divendres, 5 de juny del 2020

Relato de una compra

Recientemente he comprado un piso. Todo ha sido una locura, puesto que llevaba desde agosto del año pasado buscando y os aseguro que fue búsqueda activa. Hasta tres pisos fueron los que quise comprar: el primero, en cuanto me decidí, resultó que acababan de dar una paga y señal; el segundo... qué contar del segundo, en octubre les di el sí quiero y entonces empezaron las pegas, que si tenían que operar al niño (de unos 50 años, el niño), que si podía esperar un par de meses y así también organizaban la mudanza con su hija... y a todo accedí, aunque les pedí unas arras, a lo que se negaron. Así que de buena fe, o por pura inocencia, me tuvieron así hasta enero de este año, cuando entonces sí que me pidieron las arras, a lo que, hasta el gorro que ya estaba por la espera, me negué y decidí olvidarme de esa vivienda. Ahí llegó el tercero, que por ser el tercero tenía yo todas mis esperanzas puestas en él, por lo del dicho de a la tercera va la vencida, y vencida me sentí, porque era el piso de mis sueños, tenía mucha luz, era alto, ascensor, calefacción, incluso se podía ver el mar si me ponía de puntillas en el balcón. Y todo se quedó en un sueño porque los dueños, en cuanto accedí a hacer las arras ya mismo, es más, a comprarlo (porque la del banco ya me había preparado los papeles dos veces y lo tenía todo listo y a ella la tenía hasta el gorro, aunque nos hicimos amigas), se lo pensaron mejor.



¿Por qué alguien pone su piso en venta, un piso en el que ni siquiera viven, y decide de repente que no lo vende? ¡Que se lo habían pensado mejor! Ganas de marear la perdiz y de hacernos perder el tiempo a la de la agencia y a mí. Derrotada me hallaba cuando, en pleno Gloria (¿os acordáis? Es que 2020 no solo nos ha regalado pandemia, también tuvimos una borrasca, una tormenta, un vendaval... no sé ni cómo llamarlo, que las olas entraban dentro del tren), fui a ver el que ahora es mi piso: el cielo estaba encapotado y negro, pero dentro había luz, me enamoró totalmente, me sentía en casa. Y esta vez, lo conseguí. Y luego, ya sabéis, llegó el confinamiento. Continuará...

9 comentaris:

  1. Me alegro de que lo hayas conseguido. Un beso

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  2. Pues almanos así, tras el confinamiento, podrás estar segura de si era o no el piso que te convenía.
    Besos!

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  3. Una manera de hacerte con el piso brutal, lo del confinamiento.
    Alucino con la gente, niños cincuentones y cambios de opinión radicales.
    Besos!

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  4. En tu caso a la cuarta es la vencida.

    Besos.

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  5. cómo complican la vida a la gente, con una necesidad tan básica como es la vivienda...

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  6. Ay la gente qué indecisa es. Nosotros tenemos un piso que hemos puesto en alquiler y ya nos ha pasado de todo, tengo para escribir un libro.
    Seguro que has acertado y todo ese mareo precio ha compensado.
    Feliz finde.

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  7. La pandemia y su correspondiente encierro ha llegado para que te aclimates poco a poco a tu nuevo piso. Míralo por el lado bueno. Y otra cosa, no te metas con los niños cincuentones.
    Un abrazo.

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  8. Yo estoy en ello, mañana voy a ver uno... pero me da que no ve el sol. Siempre me arrepiento luego, cuando te dicen la situación exacta y veo que está orientado fatal. Bueno, le daré una oportunidad.

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  9. Menuda odisea para encontrar una casa. ¡Pero ánimo, que ya irá quedando menos! :D

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