diumenge, 7 de juny del 2020

Ya en mi casa

El señor Evaristo vivió en esta casa durante toda su vida, o eso es lo que ocurrió en mi imaginación, después de todos los recuerdos que he encontrado en ella. Tengo algunos de sus muebles porque sus herederos tuvieron a bien dejármelos (o sea, que ni se molestaron en vaciar el piso). Me lo imagino no muy alto; atlético, ya que iba todos los días a nadar;  y afable (aunque también tenía una colección de cuchillos y tijeras muy sospechosa, tal vez era carnicero, o asesino a sueldo).



Recuerdo que, el día del traslado, los chicos estaban descargando y una vecina cotilla (porque no tiene otro nombre) le preguntó a uno de ellos si se iba a trasladar al piso y le hizo el tercer grado, el otro, muy educado, le contestó: "Señora, que esto pesa", y la dejó con la palabra en la boca. Se convirtió en mi nuevo héroe. Y el pobre se lo merecía, porque en mi cocina hay un estante que atraviesa de punta a punta y, si pasas del metro ochenta, tienes que agacharte, pues creo que dejó su firma en ella, con la forma de su frente. 

10 comentaris:

  1. Pobre, aguanta a la vecina y se lleva un chichón de recuerdo.
    Besos!

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  2. Muy bueno, Ses. ¡Hay cada vecina! Y vecinos también eh?
    Feliz domingo

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  3. Pues sí que fue educado, sí, porque se merecía otra contestación menos cortés.

    Besos.

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  4. Ese protipo de vecina viene con todos los pisos XD
    Besitos.

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  5. Yo no tengo una vecina como esa, tengo dos.
    Otra cosa ¿has llegado a pensar que el señor Evaristo era en su época de profesión vaciador? Ahí lo dejo.
    Saludos.

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  6. qué inoportuna la vecina, ponerse a hacer el interrogatorio cuando el hombre está en plena carga y descarga...
    lo que cuentas al principio, parece el argumento de una novela. ;)

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  7. Oh, por casualidad es su profesión un detective como el Sr. James Bond 😉

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