Harta de que mi móvil no reconozca mi huella dactilar ni el tacto de mis dedos, de tener que llamar a mis padres para que suban el ascensor conmigo dentro porque es táctil y pasa de mí, hartísima de las luces en los baños que se activan por movimiento (que me marco cada bailoteo y ni caso) y, por supuestísimo, ¡de las puertas automáticas!
Y ahí no se queda el trauma, que la gente choca conmigo por la calle, estando parada y vestida con colores chillones, como si no existiera, y sé que no soy una superheroína con el poder de la invisibilidad porque intenté colarme en un concierto y me pillaron (claro, que igual los seguratas tienen el poder de verme, pero casi que paso de la teoría, sería rizar mucho el rizo). Y si me meto en un ascensor, siempre hay alguien que apoya su espalda en mí, como si fuera la pared. Un día de estos me convertiré en una super villana y lo van a lamentar todos.
Será que ellos necesitan gafas. Un beso
ResponEliminaY cuando digo buenos días y no me responden, tampoco me ven. Que tengas un buen día
ResponEliminacuando vas por la calle cargando con algo muy voluminoso, la gente en lugar de esquivarte hacen al revés, parece que van directos a chocarse contigo. como si les atrajeras con un imán.
ResponEliminaBoh, que asco de gente xD Yo heredé ese superpower de mi mae, a quien siempre le dan con los carros de la compra en el super xD
ResponEliminaquizá de verdad sea un superpoder y tenes que empezar a saber usarlo como Spiderman por ejemplo ja... saludos!
ResponEliminaLo que suele pasarme es que las puertas automáticas no se abren cuando paso, claro que cuando estoy acompañado, siempre se abren... En esos casos, suelen decirme que me dejé el alma en casa.
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