Me he gastado 150 euros en toallas para mi casa, y me he sentido algo viejuna. No sé, es como despilfarrar, pero con algo útil y de algodón egipcio y bambú. A partir de ahora voy a empezar a invocar a Marie Kondo cuando algo me salga bien, porque entre cajas de almacenaje y menaje para el hogar, empiezo a asemejarme a una obsesa del orden y del control. El caso es que no suelo decir palabrotas, pero gritar a pulmon Marikondo me parece muy terapéutico, ¿solo me pasa a mí?
No os confundáis, no soy de esas a las que relaja ordenar y cuando está estresada vacía el armario para recolocarlo todo. Todo lo contrario, no desordeno para no tener que ordenar, seguro que muchos me entienden.
nunca compré una toalla y no soy de ordenar armarios así que esta vez no nos entendemos para nada jaja... saludos
ResponEliminaA mí me gustan las cosas ordenadas, a mi manera, pero soy como tú, prefiero no desordenar.
ResponEliminaBesos.
Al mí la obsesión por el orden, ya sea por no ordenar o por no desordenar, me ataca los nervios.
ResponEliminaYo procuro no desordenar. Un beso
ResponEliminaProbaré a gritar Marikondo cuando esté estresada por la burocracia en el trabajo, pero no sé cómo se lo van a tomar los compañeros 🤣
ResponEliminaBesos!
Noelia, pues grita bien fuerte: Vygotsky o Montessori, que también me valen para el trabajo.
EliminaAh pues habrá que practicar de vez en cuando el Marikondo bien voceado. Que tengas un buen día.
ResponEliminaBesines utópicos.-
Pues yo, cuando estoy enfadada, lo último en lo que pienso es en ordenar el armario o limpiar la casa.
ResponEliminaUn abrazo
Voy a incorporar ese grito a mi vocabulario.
ResponEliminaJajajaja, pues lo gritaré a ver qué tal.
ResponEliminaA mí no me gusta ordenar, pero tampoco el desorden. Normalmente no me pongo a ordenar por estrés, pero tengo una excepción: la biblioteca. Es mi tesoro, la herencia de mis hijos y la protejo con mi vida, así que me encanta ordenarla.
Muy feliz lunes.
Te lo voy a decir claramente: ¡adóptame!
Eliminalo de no desordenar para no tener que ordenar, es una buena filosofía. me recuerda a lo de hacer las cosas bien, aunque sea sólo por no tener que repetirlas después.
ResponEliminalas toallas, aunque sea para secarte cuando ya estás duchado y limpio, hay que lavarlas mucho...
Eso hago también. No desordeno porque no me gusta ordenar.
ResponEliminaY en cuanto a la fulana palabreja...PASO
¿150 en toallas? En Ikea por esa pasta entoallas toda la casa sin Marikondadas de bambúes ni egipcios...
ResponElimina:))
Mira, yo ya tengo una edad en la que esa especie de esparto al que llaman toallas en el Ikea no me tocan mi sensible y delicada piel.
Eliminasin comentario te visito hoy
ResponEliminaLas palabras me las ha comido el diablo
Los desordenados decimos que sabemos dónde tenemos todas las cosas en medio del aparente caos. Yo asocio toallas al osito de Mimosín. Y Marikondo...suena mal, la verdad.
ResponEliminaBss
Eso mismo intento inculcarles a mis hijas: dado que no nos gusta ordenar, desordenemos lo justo e imprescindible. Aún no me funciona, pero confío en que acabarán incorporando el mensaje.
ResponEliminaGracias por guiarme hasta aquí
Un abrazo
Boh, yo estoy harta de organizar el pinche armario
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