Gas Natural: ataque de nervios asegurado

Cada vez estoy más convencida de que este país va como va por algo, sobre todo porque está lleno de ineptos y de vagos. El día 6 de septiembre decidimos contratar con Gas Natural, primero debían dar de baja el antiguo contador y, entonces, dar de alta el nuevo. Esto que parece un pim pam, a día de hoy todavía no se ha hecho.

Hace poco más de una semana conseguimos que por fin vinieran a darlo de baja, después de varias citas en las que no se presentaron, para qué, total, si alguien gasta sus vacaciones en estar en el domicilio porque su horario es de 9 a 11 o de 11 a 13 horas, no pasa nada. Por teléfono nos llegaron a decir que pagáramos la deuda del anterior propietario e irían más rápidos. A mí que no me digan que no es para denunciarlos por maltrato psicológico y timo en toda regla. 

Esta semana ha sido la gota que colma el vaso. Después de la primera plantada, cuando llegó el chico se inventó que teníamos que cambiar no sé cuántas cosas y que no daba el alta (claro, eso no es intento de estafa, porque la última revisión es de hace menos de 3 años y es totalmente válida). Lo peor, sentirte desamparado porque la ley no nos protege. Hemos puesto una queja en la oficina del consumidor, a saber. De momento, más helados que un polo, a ducha fría diaria y sin calefacción. Yo a eso le llamo tortura china. Lo más gracioso es que con todo esto llevamos casi dos meses sin pagar el gas, no sé qué ganarán con todo esto, aparte de un ataque de nervios del roncador y que estas Navidades tendremos que trabajar los días gastados en sus falsas tentativas de visitarnos.