Bueno, ha llegado ese momento que tanto temía: siempre me ha gustado lo que yo llamo ropa de vieja, o sea, los topos, las prendas floreadas e incluso los volantes. Solía decir que podía llevarla porque era joven, pero hoy he visto el reflejo de mi madre al mirarme, ¡y no me ha gustado nada! De todos modos, no estaré preocupada hasta que me dé por llevar dorados y lentejuelas, ahí ya puedo comprarme un taca taca, que me va a quedar poco para la jubilación.
Sin ir más lejos, la última es que me he comprado en el supermercado pastillas efervescentes para limpiar la dentadura. Bueno, en realidad es para la ortodoncia, solamente llevo una férula para dormir, pero la deja como los chorros de oro. ¿Qué será lo próximo? ¿Un sonotone?
Jajajaja...no sé, no sé.
ResponEliminaMi hermana siempre me dice que me gusta la ropa de embarazada, pero yo te aseguro que no pienso comprarla más con motivo "de verdad".
Un besito.
Hace unos días me dio un vuelco el corazón, pasaba por un escaparate y mi reflejo era el de mi madre.. menos mal que ella nunca se ha vestido de señora mayor. Simpática entrada te la agradezco con un abrazo
ResponEliminaJajajajajajajaja, bueno, la edad te hace comprar cosas raras como si fueran una joya cuando antes ni te lo planteabas.
ResponEliminaEstupendo post.
ResponEliminaAhora esas dentaduras, muy simpáticas, las tengo presentes todos los días por mi trabajo.
Muchas gracias guapa.
Calla, calla... ¡no mientes ruina!
ResponEliminaBesos mil de las dos
J&Y