Tengo muy claro que la diferencia entre psicópata y estar harta de mis vecinos es muy fina y procuro no cruzarla; pero últimamente va siendo ya muy delgada.
Hay ideas en mi mente que me estremecen, y son eso, meras ideas... aunque hay alguien que me ha superado: esta semana amanecieron todos los coches de la calle (en la que está prohibido aparcar y cuyos propietarios tienen a bien hacer sonar el cláxon en plena noche) bañados, en un ataque frenético y muy bien ejecutado, de huevos podridos, lo que conlleva que el autor material del delito (o vengamos a llamarlo: ejecutor de mis deseos más inconfesables) ha estado maquinando esta venganza desde hace varios días, los suficientes como para almacenar tanta comida en mal estado.
¿Está mal que lo idolatre? He pensado en montarle un altar con la imagen de un huevo en la entrada de la calle, pero me da a mí que no iba a sentar muy bien a la vecindad.
La satisfacción te compensaría de las miradas de los vecinos. Un abrazo
ResponEliminaJajajaja Daría algo por ver la cara de los vecinos al contemplar tal escultura.
ResponEliminaUn besito.
Cómo te entiendo, y no sé quiéns erá, pero si ves a uno con cara relajada, a ese es al que tienes que invitar a unas cañas.
ResponEliminaBesos!
Oye, si averiguas quién es, mándamelo, que le puedo encargar un trabajito. Jajajaja. Besotes!!!
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