Hace unos 3 meses me regalaron una planta, me dijeron que la planta del pimiento picante, lo que en mi casa viene a llamarse "bicho", que pica mogollón y lloras cuando lo comes. A priori pensé que bueno, si me lo regalan, pues planta bienvenida, porque no le hago feos a ningún detalle. Hoy en día esa planta ha crecido y debe de hacer medio metro de alto, está sanísima y no parece que vaya a dejar de crecer.
Como fue un regalo, yo no tengo muy claro qué va a salir de ahí, no pondré en duda la fuente, pero como siga creciendo así, a este paso ya me veo como Jack y sus judías mágicas, subiendo por la planta hasta llegar a la casa del gigante para robarle sus riquezas. Y el caso es que no me importaría, aunque mejor no tentar la suerte, que igual la historia se me pone de culo y el gigante se me acopla cual okupa en mi casa.
Ya nos contarás si el pimiento sale en proporción a la planta.
ResponEliminaBesos.
igual sigue creciendo, y vuestro piso se os convierte en una selva. ;)
ResponEliminaNos tienes qué contar como tiene montado el castillo el gigante de arriba XD
ResponEliminaPues como me lo dieran a mí te puedo asegurar que ya me las apañaría para que dejase de crecer. No hay planta que resista viva en mis manos... Besotes!!!
ResponEliminaYo lo picante bien lejos, salvo en la actitud humana
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